El Gobierno y el PNV recomponen puentes a marchas forzadas. En los últimos días se ha abierto una vía de comunicación entre la vicepresidenta primera del Ejecutivo, Carmen Calvo, y el presidente peneuvista, Andoni Ortuzar. Sus negociaciones están dando sus frutos: el País Vasco y Navarra gestionarán el ingreso mínimo vital y se reactivará la trasferencia de competencias pendientes -frenada en seco por la crisis de la pandemia-. O, dicho de otra manera, el Gabinete presidido por Pedro Sánchez tiene mucho más cerca el apoyo peneuvista a una hipotética prórroga del estado de alarma.
Las aguas se enturbiaron sobremanera entre ambos socios diez días atrás, cuando los partidos del Ejecutivo, PSOE y Podemos, suscribieron con Bildu un pacto para la derogación de la reforma laboral. En Sabin Etxea, sede del PNV en Bilbao, aquello sentó como una puñalada. El propio Ortuzar se tomó varios días para lanzar su advertencia. Y fue todo lo cristalino que puede ser el partido adicto a la ambigüedad: "el depósito de la confianza está en la reserva"; "no es bueno cambiar de caballo en mitad del río".
El Gobierno movió ficha para recomprar los votos peneuvistas en el Congreso. Fue Calvo quien tomó la iniciativa, según las fuentes de este diario. Llamó a Ortuzar y comenzó la negociación para recuperar la senda del entendimiento entre ambos. En el intenso diálogo también tomó parte el portavoz peneuvista en el Congreso, Aitor Esteban, así como otros miembros del Gabinete. Los resultados llegaron pronto.
Dos regalos en precampaña
Primero llegó la reactivación del traspaso de competencias. Un gesto que no ocupó grandes titulares a nivel nacional pero que supo a gloria a los peneuvistas en el País Vasco. Básicamente el calendario de trasferencias se frenó por la crisis de la pandemia y ahora se va a retomar. Algo que, a las puertas de la campaña electoral vasca, le viene mejor que bien a un PNV que necesita vender al electorado que arranca nuevas competencias al Estado de cara a los comicios del 12 de julio.
Después, el pasado miércoles, llegó otro acuerdo: el País Vasco y Navarra gestionarán la aplicación del ingreso mínimo vital. En ambas comunidades ya existía una política parecida, la RGI vasca y la Renta garantizada navarra. Merced al acuerdo, los gobiernos de ambas -donde comparten asientos PNV y PSOE- gestionarán este asunto con el dinero aportado por el Ejecutivo. A esa cantidad sumarán fondos de las propias regiones, dado que sus ayudas son más altas que las aprobadas este viernes.
En suma, dos auténticos regalos en precampaña electoral del Gobierno al PNV. Las aguas vuelven a su cauce tras el escarceo gubernamental con Bildu. Pero, eso sí, los peneuvistas quieren algo más para dar el sí a una prórroga del estado de alarma. En la "desescalada" anda el juego.
Qué pide para la "desescalada"
El PNV quiere dos cosas del Gobierno. Una, la más importante, es que el Gobierno flexibilice la fase 3 de "desescalada" y se dejen en manos de las comunidades autónomas "las decisiones que se pudieran tomar en torno a ella". El entrecomillado es del propio Esteban, que este viernes admitió que el PSOE ya le ha llamado para negociar su apoyo a la prórroga. La otra cosa está unida a la anterior porque también tiene que ver con la célebre "desescalada": los jeltzales quieren que el Ejecutivo permita los desplazamientos entre País Vasco, Navarra y la región francesa de Aquitania.
Si Sánchez lo concede, el apoyo peneuvista a la prórroga de la alarma estará garantizado. Y si no lo concede, es probable que también. Porque los otros acuerdos tienen un enorme peso político
Si se siguen los plazos estipulados en el plazo de "desescalada", los movimientos entre provincias no estarán permitidos hasta después de la la fase 3, cuando llegue la "nueva normalidad". Pero este jueves el lehendakari, Íñigo Urkullu, anunciaba en las redes sociales que había enviado sendas cartas al propio Pedro Sánchez, por un lado, y a las autoridades francesas por el otro, para reclamar que se permitan los movimientos transfronterizos entre las tres comunidades vecinas (dos españolas y una gala). Más en concreto, se pide permitir el tránsito entre ellas por relaciones familiares, socioeconómicas y sanitarias.
O, en román paladino, el PNV quiere que el Gobierno ponga en marcha una suerte de "desescalada" a la carta para el País Vasco y Navarra. Si Sánchez lo concede, el apoyo peneuvista a la prórroga de la alarma estará garantizado. Y si no lo concede, es probable que también. Porque los otros acuerdos tienen un enorme peso político.