La coalición de Gobierno colapsa. Fuentes del Ejecutivo explican que los roces entre el PSOE y Sumar se han multiplicado este último año y que las asuntos que se tratan en el Consejo de Ministros no se abordan con la fluidez que debería. La confianza se ha roto. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pese a defender a todo su gabinete, desliza que la relación con su socio no es del todo buena. Él mismo, en una conversación informal con periodistas el día de la Constitución, respondió, con notoria molestia, a su vicepresidenta segunda. "No me tiréis de la lengua", llegó a comentar cuando se le insistió sobre los problemas con Yolanda Díaz.
Yolanda Díaz dijo en una entrevista que "gobernar no es resistir". Y Sánchez le replicó: "Yo no resisto en el Gobierno". Sumar lleva tiempo siendo invisible en el Ejecutivo. Los escándalos que asedian al PSOE y al propio líder socialista, han opacado por completo al socio minoritario. Y eso que Sumar tampoco se ha librado en las últimas semanas de sus particulares quebraderos de cabeza. La dimisión se Íñigo Errejón, acusado de acoso sexual, ha revolucionado por completo la vida interna de la coalición de partidos que compone la izquierda del PSOE.
Hace tiempo que en el PSOE viven con preocupación la vida interna de sus socios. Fuentes gubernamentales socialistas sostienen que sus aliados tienen importantes cuestiones internas que resolver y superar los odios y vetos cruzados que les mantienen en niveles de aprobación muy bajos en el electorado socialista. Lo cierto es que los socialistas dan por amortizada a Yolanda Díaz. Y en Ferraz empiezan a hacer cábalas sobre el fututo de su izquierda.
La apuesta de la dirección está clara: le tocará a Izquierda Unida y a Podemos recomponer las costuras de un espectro político roto por la falta de acierto de la vicepresidenta segunda. Sumar, en efecto, no lo tiene nada fácil. Es más, la apuesta de la gran casa de la izquierda española es que este partido va camino de morir. Díaz ha perdido toda fuerza en el Gobierno. Nadie en Moncloa la tiene en consideración. La vicepresidenta segunda ha perdido todo el peso que llegó a tener. La integrante de Sumar ha pasado en menos de tres años de arrastrar todas las miradas a pasear sola en el Congreso, sin apenas prensa acompañándola. Es más, estuvo ausente este viernes en el Congreso de los Diputados.
El fracaso de las elecciones europeas terminó haciendo saltar por los aires. Yolanda Díaz participará en ese encuentro pese a que renunció a la jefatura orgánica del partido. La vicepresidenta segunda dimitió de sus cargos para dedicarse por completo a su labor en el Gobierno, pero apenas 24 horas después, reculó tras constatar el lío que provocó su decisión, y explicó que no se iría del todo; que seguiría siendo la cabeza visible de la izquierda a la izquierda del PSOE. Al menos, en el Gobierno.
Pero en todo este tiempo, Yolanda Díaz no ha sido capaz de unir a los partidos de Sumar y, además, los ha devuelto a los umbrales de voto que en su día tenía Izquierda Unida, una de las fuerzas más beligerantes con el devenir del partido de la vicepresidenta segunda, quien ha llamado a abrir un debate en su espacio para configurar un nuevo liderazgo. Todo eso está en el aire. Mientras, Podemos, que tampoco cree en Sumar, debate. Dentro hay quien cree que el partido morado tiene que entrar de nuevo en el guiso de la izquierda a la izquierda del PSOE. "Podemos tiene la obligación de reconstruir el espacio", zanjan fuentes del partido en conversación con este diario. Y tras la caída de Errejón, se empeñan en liderar de nuevo ese espacio.
En el PSOE siguen viendo con malos ojos que Yolanda Díaz cortara con Podemos. Fuentes socialistas de alto nivel, zanjan: "Yolanda ha concluido del resultado a las europeas que sería bueno reanudar las conversaciones con ellos. Izquierda Unida hace ya tiempo que cree que es malo que Podemos y Sumar se presenten por separado. Desde la estrategia política está claro que es necesario juntarlas".
