La llegada de inmigrantes a Europa será uno de los principales objetos de debate en el nuevo Parlamento Europeo que resulte tras las próximas elecciones del 26 de mayo. El 'brexit', la retirada de Angela Merkel y el auge del populismo han puesto en jaque el proyecto europeo y las voluntades para alcanzar acuerdos, sobre todo en materia migratoria, se presentan más mermadas que nunca.
Lejos de afrontar una crisis migratoria como la acontecida entre 2015 y 2016, cuando las entradas de inmigrantes irregulares superaban el millón, en 2018 Europa solo recibió un total de 144.166 llegadas, según datos de la OIM. Menos incluso que en el año anterior, cuando accedieron al continente 186.768.
Sin embargo, la última legislatura europea ha puesto de manifiesto que existen problemas estructurales a la hora de gestionar la migración como la falta de responsabilidad compartida y de solidaridad entre los Estados miembros. El sur de Europa, en general, y España, en particular, son los más afectados.
Pese a que el número total de llegadas de inmigrantes en situación irregular a la UE esté disminuyendo, los accesos a través de las rutas de España se han disparado
Pese a que el número total de llegadas de inmigrantes en situación irregular al continente europeo esté disminuyendo, los accesos a la UE a través de las rutas de España y del Mediterráneo oriental se han disparado. De hecho, el país se consolidó en 2018 como el principal punto de entrada de migrantes al suelo comunitario con 56.844 llegadas irregulares.
La cifra supone un récord al superar los datos registrados durante la 'crisis de los cayucos' de 2006, cuando 39.180 personas alcanzaron las costas españolas, principalmente a través de las Islas Canarias. Así, en 2018, España recibió a más personas abordo de pateras que en los últimos ocho años juntos y, según la agencia europea de control de fronteras externas, Frontex, podría volver a registrar un nuevo récord al alza en 2019.
No existen datos públicos disponibles para conocer el porcentaje de personas que se quedan en territorio español, pero el control en la frontera con Francia hace pensar que son la mayoría de los que llegan. Por otro lado, si bien la UE dispone de una política comunitaria de asilo, no existe regulación a través de la cual los estados miembro que están recibiendo más inmigración económica irregular en los últimos años puedan regirse.
Dos grandes problemas
"La Unión Europea comenzará su nueva etapa sin haber resuelto sus dos grandes problemas. Por un lado, el debate político europeo se ha concentrado mucho en lograr una distribución de refugiados equitativa interna y, aunque a partir del acuerdo con Turquía la presión ha disminuido, todavía hay que reformar el sistema para conseguir un reparto más justo", explica la investigadora principal del Real Instituto Elcano, Carmen González.
Además de este conflicto intraeuropeo, González apunta a un segundo problema "que ni siquiera se ha abordado". "El reto migratorio es global y aún no ha habido una conversación entre la UE, otras potencias regionales y los países cercanos a los orígenes de salida de inmigrantes", señala. Como ejemplo menciona el caso de los refugiados sirios. "No está claro que los países más ricos del mundo estén ayudando mucho a que estas personas tengan perspectivas de futuro en Jordania, Líbano o Turquía y que los niños puedan recibir educación", dice.
El debate político europeo se ha concentrado más en lograr una distribución de refugiados equitativa que en abordar la inmigración económica irregular de los últimos años"
Por otro lado, González alude a Kenia, país con un gran número de refugiados que "sin esfuerzo de la comunidad internacional seguirán obligados a pasar años en campamentos". "Europa continúa sin abordar la migración con Estados Unidos o con las monarquías petroleras del Golfo para que se impliquen más", manifiesta la investigadora del Real Instituto Elcano.
Según González el resultado de las próximas elecciones europeas del 26 de mayo no va implicar modificaciones inmediatas a corto plazo. Sin embargo, opina, con el paso del tiempo, la inmigración económica irregular es un problema que va a adquirir un peso mayor y debe ser abordado de forma común. Cabe destacar, añade, que existen partidos "como el de Macron" que no están etiquetados como eurófobos y que también tienen una política migratoria muy restrictiva.
Europa no atraviesa su mejor momento. El ascenso de los populismos y el sentimiento antieuropeista han teñido varios parlamentos europeos como el italiano, el polaco, el alemán, el francés, el húngaro, el italiano o el sueco, frente a otras posiciones que abogan por una reformulación de las políticas migratorias para atender el drama humanitario. Encontrar una solución común al reto migratorio será una ardua tarea.