En el PP suenan las alarmas porque los sondeos le auguran un desastre electoral en Cataluña el próximo 21-D. "Esta vez se vota por uno de los dos bloques, no por siglas: independencia sí o no", admite la dirección popular, y en ese escenario la tentación de agrupar el voto de centro derecha en torno a Inés Arrimadas puede acabar haciendo estragos no solo con su candidato Xavier García Albiol, sino con la alternativa de gobierno constitucionalista misma.
Tanta es la preocupación, que en esta última semana de campaña los populares pretenden dar la vuelta al argumento del "voto útil" haciendo hincapié en que el último diputado de las tres provincias pequeñas -se decide por pocos miles de votos al final del recuento- puede acabar yéndose del PP a la CUP o a los Comunes de Ada Colau y Pablo Iglesias. Y confían en que la presencia de Mariano Rajoy desde el domingo hasta el cierre, el martes, ayude a frenar la sangría del PP.
El sistema electoral catalán es absolutamente asimétrico. Cuenta con una superpoblada Barcelona que elige 85 de los 135 diputados del Parlament y allí el baile del último escaño entre partidos en la noche electoral siempre es más complicado porque hacen falta muchos miles de votos. Pero luego están las tres provincias pequeñas: Tarragona (18 diputados), Girona (17) y Lleida (15).
Según el cálculo electoral que se hace en la sede de Génova, en estas dos últimas circunscripciones el voto en masa a Ciudadanos de gente que habitualmente vota a Rajoy en elecciones generales sería letal para la formación de la gaviota.
El PPC ya está transmitiendo que Rajoy repetirá durante los tres días que acude a Cataluña, como puede verse en propaganda que reparte por Girona. "El que saque más votos de los dos en la provincia de Girona se llevará el último escaño. Cuál quieres que sea?", dice este mensaje junto a una imagen con dos logotipos: el del PP y el de la CUP.
Ya en las elecciones del 27 de septiembre de 2015, record de participación en unas autonómicas catalanas (77,44%), en Lleida el PP (16.694 votos) fue penúltimo frente a la CUP (18.627), a menos de 2.000 sufragios; en Girona, los populares (22.572) no pelearon la última plaza con la CUP (32.971), que les sacó más de 10.000 votos de diferencia, sino directamente la última con Catalunya Sí que es Pot (18.331).
Además de luchar contra la tendencia al "voto útil" los populares tienen otro riesgo: esta vez los 135 escaños se reparten entre más partidos que en 2015, porque ERC y PDCat se presentan por separado
El problema para los populares es que los escaños de diputados de esas dos provincias se repartieron hace dos años entre seis formaciones, y el 21-D lo serán entre siete, porque el PDCat (Junts pel Catalunya) y ERC ya no se presentan juntos bajo la sigla Junts pel Sí, la más votada entonces. La Ley D'Hont de reparto penaliza a los últimos, y todos los sondeos dan a PP y a los comunes a la baja.
Para frenar esa tendencia, Rajoy se va a volcar durante los últimos días de la campaña electoral, incluido un acto en Girona, la provincia con más apoyo a los independentistas, que Génova no quiere revelar para evitar otro escrache como los que ha sufrido esta semana Andrea Levy.
Los días 17 (Salou), 18 (Girona) y 19 (cierre en Barcelona), el presidente del Gobierno se dejará ver en con García Albiol en más mítines de los inicialmente previstos, para dejar claro "lo que nos jugamos" y avisar a los catalanes de que la idea de agrupar el constitucionalismo en un "voto útil" a Arrimadas puede acabar pasando factura al PP y a todos porque la Ley D´Hont es ciega a la hora de repartir el último escaño con los restos.