Desde el anuncio de la abdicación del rey, el 2 de junio, hasta la proclamación de Felipe VI, el próximo 19, la agenda de la Familia Real no encuentra un hueco de respiro. Don Juan Carlos y los Príncipes de Asturias hilvanan acto tras acto, sin apenas solución de continuidad, en una procesión de acontecimientos de amplio espectro y muy diversos auditorios, desde los estrictamente institucionales a los de perfil castrense, empresarial, deportivo o cultural.
"Salen ahora más en la tele que Matías Prats", comentaba con ironía un miembro del Ejecutivo en referencia al afanoso protagonismo mediático del rey y los príncipes. La noticia de la 'abdicación exprés', las improvisaciones y los desajustes apenas han tenido repercusión pública, desbordada por la profusión de apariciones sin pausa de imágenes casi encadenadas de diferentes representantes de la Familia Real. España, en quince días, ha vuelto a parecer una monarquía.
Uniformes y decorados diversos
De capitán general, de paisano, de gala en una cena en Palacio, en la Castellana frente a los carros blindados, con jóvenes empresarios, con viejos empresarios (vascos y catalanes), con los artistas de la moda, con el presidente de México y señora (la adorable 'Gaviota', musa de telenovela), con ecologistas y hasta intramuros de un monasterio en Navarra. Rey, príncipe y princesa, los tres personajes de un relato que comenzó a escribirse en enero y que ahora vive sus horas decisivas, en el escenario y frente a un público en principio atónito, luego incrédulo, posterioremente sorprendido y ahora, según las encuestas, netamente favorable al desarrollo de la función. La representación está resultando un éxito.
La intensidad de las apariciones públicas seguirá al mismo ritmo esta semana, con presencia de los reyes y los príncipes en todo tipo de cometidos, políticos, culturales, deportivos y de dimensión internacional como es la audiencia al secretario general de la OTAN. Un calendario muy bien estructurado con una repercusión mediática de alta intensidad. El único 'pinchazo' fue la final de París con Rafa Nadal, donde no pudieron estar presentes los príncipes, aunque se desplazó la infanta Elena, que junto con doña Sofía, cubren perfectamente los huecos a los que ya no alcanzan los tres grandes protagonistas.
Rubalcaba 'mano de hierro'
En el frente político, tan sólo algunos movimientos en la calle, más bien raquíticos, del republicanismo sentimental y el de las banderolas tricolores de ocasión. Mucho menos de lo esperado. Hoy se podrán escuchar en el Congreso, durante el trámite de la ley de abdicación, voces algo más agrias contra la institución. Un desahogo democrático para los partidos pequeños, que quieren sacar lustre a su antimonarquismo de escaparate. Rubalcaba ha actuado con mano de hierro en su partido y en su grupo. Sólo dos diputados le han pedido libertad de voto. Apenas una brisilla entro del tormentón que sacude al PSOE, con la curiosa y estratégica retirada de Susana Díaz, la 'lideresa del Sur', que aguarda tiempos más benéficos y oportunos.
Rajoy comentó ayer que "afortunadamente estamos en el marco de la normalidad de un país serio", en vísperas de su intervención de este miércoles en el debate parlamentario. Todo en orden y sin sobresaltos, es la norma oficial.
El debate cambia de signo
El debate sobre la abdicación se ha trasladado hábilmente de 'monarquía o república' al de 'proclamación austera o de campanillas'. De una polémica estructural a una disputa ornamental, al margen de la importancia y relevancia que la liturgia tienen en la institución coronada. La sensibilidad de la Zarzuela en este punto resulta muy singular ya que reacciona con disimulada acritud ante las diferentes versiones sobre si aparecerán finalmente los reyes en la proclamación de su hijo o si asistirán las infantas, o si habrá coche descubierto o carrozas con caballos y recepción de tiros largos con librea. Ayer ya se hablaba en el Congreso de un paseo en coche descapotado. Cuando se pregunta al equipo de la Casa sobre alguno de estos detalles, la respuesta viene a ser ácida: "Hacéis daño a la institución". Hipersensibilidad sobreactuada. El foco ya ha abandonado la zona de peligro.
Pocos de estos detalles protocolarios despiertan la menor inquietud en una sociedad que, de acuerdo con los sondeos publicados este fin de semana, valora cada vez con mayor benevolencia la figura de don Juan Carlos, aplaude el gesto de la abdicación, confía plenamente en el príncipe heredero, siente un cariño abrumador hacia la reina Sofía y espera mucho de la reina Letizia.