La Navidad está llena de tradiciones. Regalos, decoraciones, comidas con compañeros de trabajo, amigos y familia y, como no podía ser menos, el Sorteo Extraordinario de la Lotería, celebrado el 22 de diciembre. Una larga factura de gasto que se justifica porque estamos en una ‘época especial’ del año.
Cada vez son más las personas que se animan, esperanzadas, a participar en la Lotería de Navidad. Hay quienes incluso compran varios décimos, mayormente compartidos. De hecho, la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) estima un aumento de gasto: cada español desembolsará 73,84 euros de media, en comparación con los 71,67 euros del año anterior.
La Lotería de Navidad lleva celebrándose desde hace más de dos siglos, “lo cual ha contribuido a que se enmarque en las fiestas casi como si fuera una parte irrenunciable de estas”, dice a Vozpópuli Joaquín Mateu Mollá, Doctor en Psicología Clínica y Director del Máster Oficial en Gerontología y Atención Centrada en la Persona de VIU. El doctor señala que es una época donde “los sentimientos de esperanza y de renovación” florecen y “la expectativa de ganar un premio de esta magnitud se alinea con el anhelo de un viraje positivo en nuestra vida allende el velo de la Nochevieja”.
Los expertos de Top Doctors han identificado dos principales motivos, vinculados entre sí, detrás de esta compra compulsiva de Lotería: la ansiedad anticipatoria y el pensamiento mágico de “¿y si toca?”. “Todas las personas somos capaces de hacer una estimación objetiva respecto a la probabilidad de que toque un sorteo como este... y concluir que es remota”, dice Joaquín Mateu. Los pretextos son “siempre emocionales, poco racionales”, según detallan.
“Debemos considerar que cuando los seres humanos tomamos decisiones no siempre lo hacemos desde la razón más aséptica, sino que más bien es la emoción la que toma las riendas de nuestros actos”, sostiene el Dr. Mateu Mollá. Además de que es un gasto ‘justificado’ en Navidad, crea ilusión, esperanza y alegría colectiva. Otro factor importante es no saber decir ‘no’ a la compra de boletos en grupo.
En la toma de decisiones, los “sesgos de probabilidad” también juegan un factor importante. “Por ejemplo, podemos pensar que jugar con un número “bonito” (habitualmente uno que sea poco repetitivo o que se relacione con una fecha importante) aumenta la probabilidad de premio, cuando en realidad esto no es así en absoluto”, explica el Doctor en Psicología Clínica.
Los sesgos de probabilidad y los conocimientos de la Psicología del Aprendizaje es algo típico de los juegos de azar, incluida la lotería presorteada -como los ‘rascas’- o las ‘tragaperras’. El objetivo es que las “personas inviertan más dinero en ellos, a menudo apelando a la emoción y a ciertos sesgos hacia los que todos somos más o menos vulnerables”, comenta el Dr. Mateu Mollá.
Por otro lado, la gran cobertura mediática que se le da a estos sorteos funciona como una campaña de marketing y publicidad. Además de los anuncios y el seguimiento de los números en televisión y radio, las entrevistas a los ganadores propicia una visión más cercana e incluye a la sociedad al compartir la buena suerte de los afortunados. Estas historias también sirven para “enervar el conocido sesgo de disponibilidad” y “hacernos percibir que las opciones de ganar son en realidad mayores”, indica el experto.
“El hecho de que se programen sorteos televisados y que muchas personas se congreguen alrededor de la pantalla para verlos en familia, junto a la alegría con que los entrañables niños de la escuela de San Ildefonso “cantan” los números y el correspondiente premio asociado, podría ser también algo que conectara de nuevo con nuestros afectos más primitivos y con el componente social que suele motivar muchas de nuestras decisiones (nostalgia de una infancia cada año más distante)”, dice Joaquín Mateu.
Asimismo, la compra compulsiva de décimos de Lotería de Navidad se evidencia como un fenómeno más de las fiestas, ya que hay sorteos con mayores premios pero menor participación. “La Navidad es un momento del año en el que somos particularmente vulnerables al consumo excesivo, a uno que desborde nuestros recursos materiales y que incluso ponga en entredicho nuestra estabilidad financiera durante los primeros compases del año entrante”, comenta el experto.
A pesar de esa ‘burbuja ilusoria’ que aparece por las fiestas, después del Sorteo el 22 de diciembre, la mayoría de personas que no obtienen el ticket ganador vuelven a la realidad sin ningún problema. “Se dice que la transición de los días plácidos a la rutina trae consigo una respuesta emocional de apatía o incluso de desdén en los peores de los casos, pero lo realmente cierto es que la mayoría de las personas dispone de la flexibilidad necesaria para que el proceso transcurra de forma natural y fluida”, señala el Dr. Mateu Mollá.
El perfil de jugador de la Lotería de Navidad
En España la ludopatía es un problema creciente en la sociedad. Actualmente solo afecta al 1% de la población, pero todavía hay muchas personas con adicción que no han sido diagnosticadas. El aumento de interés por los juegos de apuestas es especialmente preocupante entre los jóvenes, grupo donde ha subido la compra de Lotería de Navidad.
Muchos podrían asociar la Lotería a la ludopatía. Sin embargo, el perfil de las personas que compran décimos difiere bastante de los adictos a los juegos de apuestas.
No hay diferencias entre clases sociales y sexo entre los compradores de Lotería de Navidad. No obstante, en cuanto a la edad, el acceso al mundo laboral suele suponer el punto de inflexión.