La Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO), los sindicatos mayoritarios, han presentado esta semana una iniciativa legislativa popular (ILP), secundada por 700.000 personas. La propuesta se refiere al establecimiento de una renta de inserción mínima de 426 euros para la población pobre o en riesgo de pobreza. Esta iniciativa puede convertirse en uno de los debates de la precampaña y posterior campaña electoral, sobre todo porque se trata de un asunto que Podemos puso en el candelero.
Los escándalos de los cursos de formación, de los ERE de Andalucía, del uso de las tarjetas black de Caja Madrid han situado la credibilidad de los principales sindicatos en cotas mínimas. Tampoco han ejercido ningún tipo de protagonismo en los años más duros de la crisis económica. El giro estratégico pasa por una búsqueda de la regeneración, por tomar la iniciativa. Pero con las armas del “enemigo”.
Podemos considera a los sindicatos tradicionales parte del sistema
No es secreto de Estado que Pablo Iglesias tiene como objetivo acabar con lo que él llama 'bipartidismo sindical', una legislación que favorece a los sindicatos mayoritarios. El líder de la formación morada ha ignorado a los sindicatos tradicionales, a los que siempre ha considerado “casta”. Un militante de UGT narra a Vozpópuli los gritos que integrantes del movimiento 15M, germen de Podemos, dedicaban a los manifestantes de UGT y CCOO en las marchas del 1 de Mayo: “Lo más bonito que nos llamaban era eso de que no, que no, que no nos representan. Tardé en darme cuenta de que nos chillaban a nosotros”. El nuevo movimiento político considera a los sindicatos parte del sistema.
Asumir postulados de Podemos, como el referéndum para Cataluña es otro de los cambios de sentido que se añade al debate sobre la renta de inserción. La elección de José María Álvarez, como nuevo secretario general de UGT, en sustitución de Cándido Méndez, puede interpretarse como un giro copernicano. Sobre todo porque no era el candidato preferido por el “aparato”. Álvarez es partidario del derecho a decidir en Cataluña, aunque siempre se ha mostrado partidario de votar para que Cataluña “se quede en España”. Él apuesta por buscar el punto de equilibrio, pero su postura le emparenta con Podemos.
UGT Cataluña es receptiva a la consulta sobre la independencia
UGT Cataluña es otro mundo, donde el partido hermano no siempre es el PSC. De hecho, a José María Álvarez se le relaciona políticamente con ERC. Su sucesor al frente de la federación, Camil Ros, milita en ERC desde 1991. La consejera de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia de la Generalitat, Dolors Bassa, es ugetista y de ERC. Y Neus Munté, la consejera de presidencia de la Generalitat, ha ejercido como secretaria de Relaciones Institucionales de UGT Cataluña. La receptividad de UGT ante el soberanismo y la consulta sobre la independencia se explica así mucho mejor.
Falta por ver hacia dónde dirigirá su estrategia Comisiones Obreras, pendiente de designar sucesor. El congreso confederal de CCOO, que se celebrará el próximo año, significará el relevo de Ignacio Fernández Toxo, que tras dos mandatos no se presentará a la reelección. Toxo, igual que Méndez, ha estado en el ojo del huracán por el escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid. De los 86 consejeros que usaron este sistema, con un montante de 15,25 millones de euros, tres de ellos fueron elegidos a propuesta de CCOO de Madrid.