Benposta, el nombre que le dieron a la ciudad gobernada por niños, es uno de los lugares más misteriosos de España. Fue la creación de un país independiente durante el Franquismo llamado “La Ciudad de los Muchachos”, auto gestionada por los propios niños y fundada en el año 1957 por el padre Silva a 10 minutos de la ciudad Ourense, Galicia. Su proyecto educativo, innovador y utópico que consistía en acoger y dar esperanza a los jóvenes más necesitados. Acogiendo a niños en situaciones familiares complicadas, con escasos recursos o en situación de pobreza, para darles la oportunidad de estudiar, aprender un oficio de manera gratuita y formar parte de una comunidad que ellos mismos construían. Una vez que comenzó su declive en la península, el padre Silva decidió refugiar a otros niños huérfanos de otras partes del mundo para repoblar la ciudad.
La creación de Benposta
La idea era poder fabricar un país utópico de futuros hombres libres, la historia impresiona porque se convirtió en una ciudad estado independiente que tenía su propia historia: moneda (la corona), constitución formada por 11 leyes, fronteras controladas por niños policía, iglesias, su propio banco, pasaporte, televisión, ayuntamiento e incluso mezquita. Era una república democrática con elecciones que culminó con la creación de la primera escuela de circo de España, la obsesión del padre Silva que consiguió fundar y dio la vuelta al mundo con sus espectáculos sin utilizar animales, impresionando a grandes personalidades de la época, llegando incluso a llenar el Madison Square Garden de Nueva York y siendo la inspiración de El Circo del Sol. Una idea con un increíble desarrollo impensable para esa época. Llegaron a vivir más de 1000 personas y se dice que llegaron a pasar hasta 50.000, en su mayoría niños.
Las 11 leyes de la Constitución del país de los Muchachos se resumían en: la importancia de buscar a Dios, sentir orgullo de su ciudad, forjar su hombría en la honradez y el trabajo, ser alegre y optimista porque agradecen ser libres, fuertes en la dificultades, sinceros en sus hechos y palabras, vivir siempre en postura de servicio y sacrificio, elegir honradamente a sus autoridades y obedecerles, ser amable y agradable, tratar como hermanos a las personas con las que se convive y ser fiel en el cumplimiento de la ley. El padre Silva defendía todas las ideas del proyecto de Benporta: «Para desarrollar tu personalidad cuando eres joven, tienes que tener libertad, espíritu de comunidad y pensar en los otros», «En el circo como en la sociedad, los fuertes abajo, los débiles arriba y los niños en la cumbre», pese a la investigación sociológica que se hizo sobre el fundador de la ciudad y el contraste que se refleja en la docu-serie entre sus ideas conservadoras y sus aspiraciones revolucionarias que atrajo la atención de pedagogos, psicólogos y expertos en arte de todo el mundo.
Una vez que los niños crecían, abandonaban el lugar y exponían los problemas que el proyecto había generado para el futuro de aquellos que habían crecido en el circo y ya no eran tan niños. Además, el padre Silva recurría a la discriminación entre los niños que se dedicaban al circo y los que no, junto con un supuesto abuso de poder y control en la sociedad utópica que llevó a profesores y jóvenes a enfrentarse a él. Después llegaron las supuestas denuncias de homofobia, malos tratos y abuso entre los habitantes y fueron el detonante del declive para el padre Silva.
En el año 2004, hubo una gran rebelión política interna, Benporta dejó de ser el refugio de las ilusiones para convertirse en un lugar marcado por disputas de poder y conflictos políticos que crearon polémicas insalvables e impidieron su continuidad. Más tarde, en el año 2011 fallece el padre Silva y el lugar queda abandonado y decadente desde entonces, aunque un plan de futuro es rehabilitarlo para que se considere Bien de Interés Cultural. Aún quedan personas que habitan este lugar y pertenecieron a la época de “El circo de los Muchachos”.
La docu-serie y los capítulos que estrenará Prime Video
El documental está dirigido y coescrito por Elías León, con una mirada nostálgica e incluso cruda, donde se entrevistan a algunas personas que formaron parte de esta vida, con imágenes inéditas y un amplio archivo que abarca más de cinco décadas de historia.
“El Circo de los Muchachos” está dividido en cinco episodios, cada uno dedicado a documentar aproximadamente una de las décadas o etapas de Benposta, el núcleo del proyecto del padre Silva. La serie engancha al espectador, no solo por la historia en sí, sino también por el relato narrativo que le acompaña, la historia se construye a través de una voz en off que narra la vida en aquel lugar y cambia de tono según la etapa –de niño, a adolescente y adulta- que te lleva desde la increíble historia de Benposta a su fatídica cara B.
En los primeros episodios, el espectador descubre el origen y la creación de la ciudad, en el siguiente hay un reencuentro de “dos muchachos”, Pancracio y Naranjita que fueron payasos en ese circo y tiene un toque nostálgico, después comienzan a mostrar los conflictos que amenazaban la supervivencia de la sociedad utópica y por último el final reúne a personalidades de ambos bandos enfrentados para discutir y exponer sus versiones. El contraste que se expone es con el padre Silva entre su excesivo fanatismo y las oportunidades que brindó a los niños a lo largo de su vida, acabando con una visión completa de la realidad de Benposta y el final de un circo que dejó su función para siempre.
Una docu- serie recomendable e interesante para todos los públicos, pudiendo fascinar a todas las edades, despertando curiosidad y debates sobre lo que significó en el pasado y en el presente `El Circo de los Muchachos`.