Más de 70 personalidades del mundo de la hostelería catalana se dieron cita el pasado martes en el hotel Majestic de la Ciudad Condal. El objetivo: dar "un puñetazo sobre la mesa", tal y como lo ha calificado El Gremi de Restauració de Barcelona, y mostrar su rechazo a las medidas aplicadas por la Generalitat para frenar los contagios y que han obligado al sector a echar el cierre temporal."Nadie sabe qué hacer" relata a Vozpópuli el prestigioso chef Ferrán Adrià. Aunque ahora ya no regenta ningún restaurante, el cocinero catalán ha querido sumarse a las reivindicaciones de un sector duramente afectado por la crisis de la covid-19.Según explica, la gran preocupación de sus compañeros, entre los que se encuentran Carme Ruscalleda o los hermanos Roca, también presentes en el encuentro, es saber "cuánto va a durar". "Si esto sigue así y tarda tiempo en arreglarse, aguantarlo es imposible", remarca."Si se decide abrir, hacerlo al 30% o al 40% no es negocio. Esto hay que explicarlo bien: que estés abierto no significa que sea rentable. Otra cosa es que muchos sitios prefieren estar abiertos, pero no es aquello de se puede abrir y por eso vamos a ganar mucho dinero", apunta Adrià sobre las restricciones de aforo en los locales.
10 días más de cierre
Los asistentes al encuentro del pasado martes confiaban en una rectificación por parte de la Generalitat, sin embargo este jueves el Govern optó por mantener los bares y restaurantes cerrados 10 días más dentro de su política de lucha contra el coronavirus. De esta manera, los establecimientos hosteleros seguirán sin actividad hasta al menos el 23 de noviembre. Esta decisión ha sentado como un jarro de agua fría entre los hosteleros. "Sabemos que la salud es lo más importante, pero hay que poner también en la balanza que muchos negocios van a tener que cerrar, y eso es la desgracia que tenemos, que el sector de la hostelería está ahí en medio", apunta el famoso chef en conversación con este diario.
El clamor es 'necesitamos abrir'"
Para Ruscalleda, la mujer con más estrellas Michelín (1991, 1996 y 2006) por su restaurante Sant Pau, cerrado en octubre de 2018, la situación es "dramática". Incide en que no solo afecta a propietarios de famosos locales, sino que "es extrapolable a todas las dimensiones". Por ello, incide en la finalidad de la reunión celebrada el martes. "Era hacer una fotografía no solo de Barcelona, sino de todo Cataluña, de ese pequeño bar o del gran restaurante. El clamor es 'necesitamos abrir'", asegura a Vozpópuli.
"No estamos hablando de un juego"
"No somos negacionistas. Al contrario, defendemos que se sancione al que no lo haga bien. Vamos a hacerlo mejor que nunca", señala la cocinera, que muestra su indignación por el hecho de que lugares como los centros comerciales puedan seguir abiertos "sin que nadie controle nada".Sobre las medidas de la Generalitat para el sector, Ruscalleda explica que el gremio lo ha calificado de 'fireta', sustantivo catalán por el que se conoce a las cocinas de plástico para los niños. "No estamos hablando de un juego. Estamos hablando de una ruina", concluye.