Antes de las 13:00 horas, este local de la calle Emilio de la Cerda se encuentra abarrotado por trabajadores, pensionistas y familias que buscan darse un capricho sin tener que mirar la cuenta corriente después. Aunque los menús se empiezan a pedir a partir de las 13:30, media hora antes todas las mesas ya están ocupadas.

Pocas cosas te salvan de las llamas como ese instante en el que entras en una sala oscura y numerada y atraviesas un pasillo estrecho en busca de tu butaca

Quizá debamos recomendar más prudencia al Parlamento cuando se trate de nuevos impuestos como los de banca y energéticas. Hacer realidad un texto legal, en particular si es un tributo, no es una tarea sencilla