Será difícil que un partido gobierne en solitario tras el 20 de diciembre, según auguran las encuestas. Aunque el PP sería el más votado y el que tendría más escaños, no llegaría a la mayoría absoluta necesaria. Las otras principales fuerzas parlamentarias, PSOE, Ciudadanos y Podemos, tendrán que negociar con los 'populares' pactos desde el día después de los comicios para llegar a un Gobierno de coalición, algo insólito en la democracia española.
El propio Mariano Rajoy declaraba este viernes que hablará de pactos a partir del 21 de diciembre, aunque "lo peor que le puede pasar a España es tener una monumental coalición formada por ocho o nueve partidos porque no va a funcionar", algo que en su opinión se está viendo ya en muchos ayuntamientos, y a nivel de nación crearía incertidumbre en los mercados y aumentaría la prima de riesgo. "Las nuevas modas están muy bien pero ahora se necesita experiencia", afirmaba.
Sin embargo, más allá de nuestras fronteras, varios países europeos funcionan a base de gobiernos de coalición. Belgas, finlandeses, alemanes u holandeses están acostumbrados a un sistema que favorece los pactos entre partidos. Se trata además de Estados cuya economía y servicios públicos suelen rendir de manera eficiente.
El enjambre belga
Bélgica es un país variopinto donde los haya. Flamencos, valones y bruselenses tienen sus propias y arraigadas peculiaridades. Por eso se hizo costumbre la formación de Ejecutivos donde se representaran todos estos colectivos. Desde el fin de la II Guerra Mundial, se han sucedido coaliciones de hasta siete partidos.
El ejemplo más significativo es el largo mandato de Guy Verhofstadt como primer ministro entre 1999 y 2008, por parte del VLD (Liberales y Demócratas Flamencos). Durante casi una década y poco más de dos legislaturas, se sucedieron los pactos con hasta seis formaciones distintas. Los indicadores económicos belgas mejoraron esos años: el PIB creció más del doble, y la renta per capita alcanzó sus cotas más altas antes de la crisis económica.
Además, se alcanzaron acuerdos de entidad en materia territorial en un país de gran complejidad identitaria. Se aprobaron leyes en materia de autonomía fiscal en las tres grandes regiones belgas, así como aquéllas sobre el matrimonio homosexual, eutanasia, investigación con embriones humanos y clonación. Asimismo, se desmantelaron siete centrales nucleares.
Holanda, pionera en leyes sociales
Laboristas y democristianos han encabezado sendos gobiernos durante los últimos veinte años y forman parte de la actual coalición que encabeza desde 2010 Mark Rutte, del VVD (Partido Popular para la Libertad y la Democracia). Las coaliciones estuvieron formadas por al menos dos o tres partidos.
En 2008, el país de los tulipanes registró la tasa de paro más baja de su Historia, del 3,7%, y la renta per capita de los holandeses experimentó un crecimiento anual sin interrupción hasta 2009. Durante la coalición encabezada por el laborista Wim Kok, las distintas coaliciones de Gobierno aprobaron, previo consenso parlamentario, leyes pioneras en materia social: la adopción por parte de parejas homosexuales y la cobertura legal de la eutanasia.
Bajo el mandato de Jan Peter Balkenende (Alianza Demócrata Cristiana o CDA), Holanda acometió reformas en materia laboral, la despenalización de la prostitución y la legalización de las llamadas drogas blandas.
El modelo alemán envidiado por Rivera e Iglesias
Los líderes de Ciudadanos y Podemos, Albert Rivera y Pablo Iglesias, triunfadores en las encuestas, abogan por reformar el sistema electoral para asimilarlo al alemán y que las circunscripciones no sean las provincias. Los votos cosechados a través de los land germanos reparten los escaños en el Bundestag de forma que desde 1949 ha habido coalición de Gobierno entre dos o más partidos en Alemania.
Los históricos CDU (Unión Demócrata Cristiana), al que pertenece la actual canciller, Angela Merkel, CSU (Unión Social Cristiana de Baviera), FDP (Partido Democrático Liberal) y SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania) han conformado los gobiernos teutones hasta hoy, con el predominio del conservador CDU como líder del Ejecutivo.
La fortaleza de la economía germana, actual locomotora de la Unión Europea (UE), habla por sí sola de la eficacia de los gobiernos alemanes aliados en coalición. De hecho, los acuerdos parlamentarios han permitido formar un frente antibelicista contra EE.UU. durante la guerra de Irak o rescatar la banca de varios países comunitarios.
Finlandia, país al que se mira de reojo
El caso finés ha sido también uno de los más estudiados, ya que han llegado a gobernar hasta con una coalición de seis partidos, la llamada "coalición del arco iris". En 2011 el conservador Jyrki Katainen fue elegido primer ministro y repartió los 19 ministerios del Ejecutivo dándoles 6 a los conservadores, 6 a los socialdemócratas, 2 a la Alianza de Izquierdas, 2 a los Verdes, 2 al Partido Popular Sueco y uno a los cristianodemócratas.
En aquella legislatura, Katainen pretendía reducir la deuda estatal en 2.500 millones de euros recortando el gasto público y rebajar un punto el impuesto de sociedades hasta el 25% entre otras cosas. La coalición resultó muy agresiva, principalmente por la entrada del antiguo Partido de los Verdaderos Finlandeses, y existieron muchos problemas para llegar a acuerdos en materia económica, de manera que incluso dos partidos minoritarios acabaron abandonando la coalición en 2014.
En aquel año, el Gobierno llegó a superar una cuestión de confianza por 97 votos a favor y 94 en contra a la que fue sometido por no conseguir impulsar el crecimiento económico en un marco que registraría contracciones por tercer año consecutivo, provocadas por la crisis de la zona euro y de Ucrania.
Sin embargo, el país que ocupa el tercer puesto del ranking de los menos corruptos, volvió a formar Gobierno de coalición tras las elecciones del 19 de abril del 2015. Juha Sipilä fue elegido primer ministro y el Ejecutivo lo integran el Partido de Centro -cuya fuerza radica en el medio rural finés-, la Coalición Nacional y los Verdaderos Finlandeses, un partido polémico por ser contrario a la inmigración, antieuropeísta, populista y también con mucho tirón en las zonas rurales. Este Gobierno tiene por delante la misión de recortar cerca de 10.000 millones de euros -las estimaciones hablan de que Finlandia podría ser tras Chipre la economía que menos crezca en la Eurozona-, por lo que han hecho de la austeridad su bandera. La oposición, formada por los socialdemócratas, la Alianza de Izquierdas, los Verdes, los democristianos y el Partido Sueco ya han mostrado su descontento, pero de momento el país sigue funcionando con un Gobierno en coalición.
Austria, el auge de los extremistas
Las elecciones de septiembre de 2013 en Austria dieron lugar a un Gobierno formado por el SPÖ socialdemócrata y el ÖVP -Partido Popular Austriaco-. El país ha vivido con recelo el surgimiento de partidos extremistas, principalmente del Partido de la Libertad de Austria -FPÖ, contrario a la inmigración- y la Unión por el Futuro, aunque fue el primero quien obtuvo más rédito en las elecciones, obteniendo 8 escaños más que en las anteriores y convirtiéndose en la tercera fuerza política.
La tradicional coalición entre socialdemócratas y populares ha funcionado en Austria, especialmente desde el año 2000, por llevarse a cabo bajo un amplio pacto social integrado por representantes de empresas y trabajadores, que ha logrado bajas tasas de desempleo y escasas huelgas, ya que se basa en un clima de consenso general y colaboración.
El país celebrará elecciones de nuevo en abril del próximo año.
La sorpresa de Reino Unido
En 2010 el conservador David Cameron se convirtió en el primer ministro británico más joven tras lograr un pacto de Gobierno con el Partido Liberal-Demócrata de Nick Clegg, al que entregó cinco carteras ministeriales. El acuerdo devolvió a los "tories" al poder tras 13 años de gestión laborista y sumía al país por primera vez en un Ejecutivo de coalición. Cameron tuvo que aplazar la reducción del Impuesto de Sucesiones, la elevación del mínimo exento de tributación del IRPF y la reforma del sistema electoral, además del compromiso de introducir legislaturas fijas de cinco años que exigían los liberal-demócratas para que no se produjeran elecciones anticipadas.
El pasado mes de mayo los británicos acudieron de nuevo a las urnas en unos comicios marcados por el auge del nacionalismo escocés -representado por el Partido Nacionalista Escocés (SNP)- tras el "no" a la independencia del referéndum de septiembre de 2014. Tras el ofrecimiento del SNP a los laboristas de Miliband para pactar, ya que las encuestas hablaban casi de un empate técnico entre los dos grandes partidos, Cameron, al igual que ahora Rajoy, advertía del peligro de lo que llamaba la "coalición del caos". Al contrario que Rajoy, Cameron fue criticado por rechazar dos debates televisivos con Miliband y participar en otros tres en los que estaban casi todos los partidos parlamentarios.
Pese a los datos de las encuestas, finalmente Cameron se impuso por mayoría absoluta en los comicios -331 escaños y el 36,9% de los votos frente a los 232 escaños, 48 menos que en 2010, de los laboristas-, y actualmente gobierna en solitario. El Gobierno de coalición pasó especial factura a los liberal-demócratas de Nick Clegg, que perdieron 49 escaños, conservando sólo ocho, tras su legislatura en el Ejecutivo junto a los "tories". El resultado permite a Cameron seguir adelante con sus propuestas sin hacer concesiones, entre las que destaca la celebración, antes del final de 2017, de un referéndum sobre la permanencia del país en la Unión Europea.