No sólo híbridos y eléctricos forman parte del futuro de Audi en lo que a fuentes de energía se refiere. A finales de año, saldrá al mercado el primer modelo de la marca, el A3 g-tron, propulsado por un nuevo combustible alternativo, denominado e-gas, un gas sintético que Audi produce en una planta que acaba de inaugurar en Werlte, al norte de Alemania, y desde la que lo distribuirá a través de la red pública de gas natural a todas las estaciones de servicio de gas natural comprimido GNC. La nueva planta está ubicada a casi 700 kilómetros de la fábrica de Audi en Ingolstadt, aprovechando la energía eólica que caracteriza a esta zona de fuertes y constantes vientos para generar la electricidad suficiente para el funcionamiento de la planta.
La planta de Audi e-gas funciona en un proceso de dos etapas: electrolisis y metanización. En la primera la planta utiliza el excedente de electricidad obtenida de forma ecológica para descomponer el agua en oxígeno e hidrógeno con tres electrolizadores. En una segunda etapa del proceso, la metanización, se utiliza el hidrógeno para hacerlo reaccionar con CO2 y producir metano sintético o Audi e-gas, un combustible prácticamente idéntico al gas natural fósil.
Está previsto inicialmente que la nueva planta permita propulsar a 1.500 A3 Sportback g-tron durante 15.000 kilómetros al año, en una conducción libre de CO2. Un modelo desarrollado sobre la base del motor 1.4 TFSI —que podrá funcionar con el propio e-gas o con gasolina convencional—, que ofrece un rendimiento de 110 CV de potencia y ofrecerá una autonomía total con ambos combustibles superior a los 1.000 kilómetros. Alcanza los 190 km/h de velocidad máxima.
Cuenta para ello con dos depósitos fabricados con compuestos plásticos que almacenan 8 kilos de gas cada uno a una presión de 200 bares, y que ofrecen un peso muy contenido, cerca de 27 kilos menos que los depósitos convencionales. Están situados debajo del piso del maletero y dispone de una boca de llenado junto a la habitual de gasolina, aunque de dimensiones más reducidas.
Por cada 100 kilómetros, el A3 g-tron consume menos de 3,5 kilos de e-gas, con unas emisiones de CO2 por debajo de los 95 g/km, permitiendo una autonomía máxima de unos 400 kilómetros. Cuando se agota este combustible, la gestión del motor cambia automáticamente al modo de gasolina, manteniendo las mismas prestaciones y aportando más de 700 kilómetros extras de autonomía.