Y si Damasco es la tatarabuela mundial por excelencia, con cerca de 6.000 años de antigüedad, resulta que en España tampoco andamos mal de urbes milenarias. De hecho, algunas de nuestras ciudades figuran entre las más ancianas de Occidente. ¿Preparados para la clase de historia metropolitana? Os dejamos con seis de las ciudades más antiguas de España.
Cádiz
Hay quien cuenta que se fundó unos años después de la guerra de Troya, allá por el siglo XIII a.C., aunque otros sitúan su nacimiento algo después, en el 1104 a.C. En cualquiera de los dos casos, la impresionante ciudad de Cádiz ostentaría el honor no sólo de ser la primera ciudad de España sino también de Europa. Fueron los fenicios quienes se instalaron aquí bautizando el asentamiento volcado al mar como Gádir. Y esa dinámica ciudad pronto se convirtiría en un importante punto comercial. Con los romanos pasaría a llamarse Gades y también a ser ciudad federada de Roma. Es en esa época cuando vive uno de sus mejores momentos, convirtiéndose en la segunda ciudad más poblada del Imperio durante un breve período de tiempo en el que se construyeron anfiteatros y acueductos para el pueblo.
Huelva
Repleta de mitos y leyendas que hablan de tesoros custodiados por los tartessos, los orígenes de la magnífica ciudad de Onuba se remontan al siglo X a.C. Según los historiadores, el contacto entre diferentes civilizaciones que hubo en este punto del mapa dio lugar a un esplendoroso reino que desapareció entre 530 y 508 a. C. De hecho Onuba se distinguió entre otras cosas por haber estado habitada por “los más cultos de los íberos”, según Estrabón. Con la llegada del imperio romano pasaría a llamarse Onuba Auestaria. Después, en la época musulmana, Abd al-Aziz al-Bakri erigió el reino taifa de Huelva otorgándose a sí mismo el título de señor de Umba y Xaltis (Huelva y Saltés). Más tarde serían las tropas de Alfonso X el Sabio quienes tomarían la ciudad a mediados del siglo XIII.
Málaga
Sin salir de Andalucía encontramos la que dicen que es la tercera ciudad más antigua de España: Málaga. Fue fundada como colonia Malaka por los fenicios hace nada menos que 29 siglos. Su puerto natural y la gran cantidad de yacimientos de plata y cobre de la zona fueron razones más que suficientes para instalarse allí y sacar provecho de esta rica zona del Mediterráneo. Después de los cartigeneses pasó a ser dominada por Roma, que cambió su nombre por Malaca. En aquella época continuó siendo una próspera ciudad, centrada sobre todo en la elaboración y comercialización de sus industrias conserveras y de salazones. Esa fue en parte su perdición: debido a que era codiciada por todos, padeció numerosos ataques desde Mauritania y fue saqueada en otros tantos.
Ávila
Aunque no está muy claro cuál es la fecha exacta de su nacimiento, la leyenda cuenta que Abyla, la esposa de Hércules, tuvo un hijo llamado Alcideo que conquistó el centro de la península y dio el nombre de su madre al asentamiento más importante. Pero lo cierto es que parece que los primeros habitantes de Ávila fueron los vetones, de origen celta, que se asentaron en la zona alrededor del siglo I a.C. Allí crearían un pequeño castro llamado Obila alrededor de lo que hoy es la Plaza del Mercado Chico. De su pasado romano aún se conservan muchos tesoros como el puente romano, la necrópolis o su espectacular muralla.
Lérida
Otra de las ciudades con un pasado lejano es Lérida, que habitaron los ilergetes, de origen íbero, un pueblo del que se tiene conocimiento ya a mediados del siglo VI a.C. Hasta la llegada de los romanos Lérida fue la principal ciudad de los ilergetes, quienes la bautizaron como Iltirta. Cuentan que tenía aguerridos caudillos que defendieron a sus vecinos de los cartagineses y romanos hasta que alrededor del año 205 fueron vencidos por los romanos y la ciudad pasó a llamarse Ilerda. Las crónicas la describen como un recinto fortificado con tierras fértiles.
Gijón
Alrededor del siglo V a.C. los astures de la gens de los cilúrnigos levantaron cerca del actual casco histórico de Gijón un poblado llamado Noega que fue abandonado progresivamente tras la construcción de la fortificación romana Gegionem, levantada en la península de Cimadevilla. Se convertiría en un importante puerto de la ruta marítima del cantábrico hasta la invasión los musulmanes. Entonces, Gijón pasa a ser capital de los dominios transcantábricos musulmanes al mando de Munuza, quien fijó aquí su residencia. Su victoria duró poco porque unos 10 años después los astures liderados por Don Pelayo vencieron a las tropas de Al Ándalus en la batalla de Covadonga. Cuentan que entonces vino una etapa en que la ciudad se deshabitó casi por completo, volviendo a resurgir en los siglos XV y XVI, cuando tuvo lugar la expansión de su puerto.