Cuatro mujeres llevan quince años encerradas en un búnker por uno de esos reverendos chalados del Medio Oeste norteamericano cuando, de repente, se hace una luz, no precisamente la del Apocalipsis, y son rescatadas por la Policía. Tras la consiguiente conmoción y el blitz publicitario, una de ellas decide bajarse de la limusina que las lleva de plató en plató y quedarse a vivir en Nueva York. Sin blanca, pero con un inagotable entusiasmo, la vida allí no será fácil para la indomable Kimmy Schmidt… sobre todo porque tiene el mismo nivel de madurez que cuando fue encerrada en su adolescencia, en los lejanos años 90.
Así comienza “Unbreakable Kimmy Schmidt” -o mejor dicho, así comienza, con la mejor y más pegadiza canción de títulos de crédito desde el clásico “I’ll Be There for You” de “Friends”- la indiscutible comedia del momento de la televisión actual. Su creadora, junto a Robert Carlock, es la brillantísima guionista y actriz de comedia Tina Fey, también responsable de “Rockefeller Plaza (30 Rock)”, una de las comedias definitivas de la TV de la primera década de este siglo. Pero si en aquella ocasión ella era también la protagonista absoluta, ahora cede las riendas a la prodigiosa Ellie Kemper, una actriz de talento infinito que ya brillaba con luz propia en los tiempos de “The Office” o en películas como “La boda de mi mejor amiga”.
…Y eso que no hemos hablado aún del resto del reparto, un conjunto de actores que convierten frenéticos guiones llenos de humor brillante, tan inteligente como absurdo y plagado de referencias a la cultura pop, en auténticos maratones interpretativos. En serio, si hay justicia, este año los Emmy lo tendrán muy difícil para no premiar al cast de esta serie, en especial a su co-protagonista principal Titus Burgess.
Originario de los musicales de Broadway, Burgess interpreta a Titus Andromedon, un auténtico Drama Queen que se convierte en el compañero de piso y mejor amigo de Kimmy. Egoísta, superficial, pero con un indiscutible talento pese a llevar años como actor fracasado, este personaje escapa a todos los tópicos y polémicas del típico homosexual amigo de la protagonista para convertirlo en algo memorable y, sobre todo, imposiblemente divertido y con un enorme corazón. Igual que Lillian Kauschtupper, la casera de ambos, por cierto, encarnada por la mítica Carol Kane (“La Princesa Prometida”, “Annie Hall”) como una pícara “anciana de los gatos” que, además de intentar timar continuamente a sus inquilinos, lucha sin cuartel para que su asqueroso barrio no se convierta en un paraíso hípster.
En cuanto a lo profesional, y ya metidos en el humor de subtexto profundo y clase social, Kimmy pronto encuentra trabajo como chica-para-todo de la millonaria Jacqueline Vorhees (sí, el apellido compartido con el psycho killer de “Viernes 13” no es casualidad). Interpretada por la brillante Jane Krakowski, quien fue la secretaria ingenua de “Ally McBeal” y a quien Tina Fey rescata de “Rockefeller Plaza”, Jacqueline esconde bajo su apariencia de gélida mujer trofeo enganchada a sus sesiones semanales de botox y spinning motivacional a… una pobre india nativo-americana que no distingue a un búfalo de un ciervo. Su relación con Kimmy, que alternará continuamente entre el trabajo y la amistad, es uno de los puntos clave de una serie en continua reivindicación del feminismo y de las mujeres fuertes e independientes.
Porque las mujeres son la clave de esta serie en la que la incombustible Kimmy Schmidt, con su mentalidad de niña de 15 años pero inagotables optimismo y tenacidad, acaba influyendo de forma positiva. Ya sea a Xanthippe, la hijastra adolescente de Jacqueline convertida en rival de Kimmy, como al resto de las Mujeres Topo, las tres compañeras de cautiverio compuestas por la confusa Cyndee, la fanática Gretchen o la veterana Doña María, una mexicana que no logra aprender ni una sola palabra de inglés pese a década y media encerrada en un búnker, todas acaban descubriendo su valor en un mundo dominado por los hombres. Hombres que, por otra parte, aparecen a ambos lados del espectro ya sea como interés romántico (en un giro más políticamente incorrecto imposible el amor de Kimmy es un inmigrante ilegal vietnamita llamado… Pollong) o como el diablo en persona (tanto el cameo como la interpretación del actor que encarna al malvado y carismático reverendo Richard Wayne Gary Wayne es el mejor secreto de toda la serie).
Asi que, como dice su canción de créditos, “¡Es un milagro!”. Un milagro que esta serie haya arrancado tan fuerte en su primera temporada y que mantenga el nivel e incluso la supere en la segunda. Nosotros levantamos una copa de Peeno Noir y te invitamos a descubrirla. Después, igual que nosotros, no podrás parar de hablar de la indomable Kimmy Schmidt.