Eurovisión es un festival que se creó después de la II Guerra Mundial para que los países europeos arreglasen sus diferencias de forma controlada con microagresiones auditivas. Si hace dos años expulsaron a Rusia por la guerra de Ucrania, a Israel, con 35.000. muertos en Gaza, la han colocado segunda en las casas de apuestas. La participación de Israel le ha convertido en la edición más polémica de los últimos años, a mí mismo me han cancelado un trabajo una marca de cervezas para comentar el festival desde su cuenta de Twitter por el miedo al qué dirán. Es el terror que han creado los ‘hashtivistas’, esa gente que se cree mejor que tú por combatir las injusticias en las redes sociales a base de hashtags.
España, como todos los años, ha buscado en toda la península qué es lo peor que podía llevar al Festival y ha encontrado a un dúo (musical y sentimental) valenciano llamado Nebulossa que hace un año estaba haciendo un bolo en Ponferrada para 0 personas. La canción se llama Zorra porque hay gente a la que en 2024 le sigue pareciendo transgresor llamarse zorra a sí misma aunque Las Vulpess ya publicasen ‘Me gusta ser una zorra’ en 1983. Musicalmente es algo así como una Alaska de Hacendado, una canción de tecnopop facilón. Lo nunca visto en Eurovisión.
Las reglas del festival son claras: no vale tocar instrumentos, no valen heterosexuales ni valen artistas de verdad. A partir de ahí puedes hacer lo que quieras. La favorita este año es Croacia con la canción Rim Tim Tagi Dim de Lady Lasagna, un nombre que ya de por sí tiene mi voto. El boicot a Eurovisión ha sido uno de los trending topics en una semana en la que el Madrid ha obrado otra remontada milagrosa en Europa. En un cine de León se liaron a tortas durante la retransmisión de Garfield y este domingo hay en Cataluña unas elecciones cruciales. Se gana el independentismo podría resucitar el procés y España tendría 12 puntos más en Eurovisión de aquí a unos años.
Esto ha pasado esta semana en Twitter.
