Con la "pérdida" del Starship el pasado sábado, SpaceX fracasó de nuevo en su misión de llevar al espacio exterior este poderoso cohete, pero avanzó en la separación del propulsor y la nave durante el despegue, un reto que tenía desde abril pasado cuando este proceso falló y se vio obligado a detonar la nave. Entre gritos de emoción de los controladores y el público, el despegue del Starship sobre su enorme propulsor Super Heavy, de 33 motores Raptor, se llevó a cabo en Boca Chica (Texas) alrededor de las 7:03 hora local (13:03 GMT).
"¡Fue realmente mejor que el lanzamiento anterior!", señaló SpaceX en su cuenta de X (antiguo Twitter), sin hablar en ningún momento de una explosión.
"Si bien no sucedió en un laboratorio, ni en un banco de pruebas, fue absolutamente una prueba. Lo que hicimos proporcionará datos invaluables para continuar desarrollando rápidamente Starship", escribió la compañía en su página de internet, donde tampoco detalla por ahora los pormenores del fallo. Sin embargo, según CBS, los controladores de esta nave, la más grande y potente del mundo y con la que cuenta la NASA para regresar a la Luna, perdieron contacto con ella cuando llevaba unos 9 minutos de vuelo, a lo que siguió una gran nube de humo.
Estaba previsto que el monumental cohete diera una vuelta casi completa a la Tierra, en el plazo de una hora y media, antes de caer en el Pacífico, cerca de Hawái. No obstante, aunque avanzó hoy en el proceso, terminó igualmente con un percance cuando se encontraba a unos 145 kilómetros (90 millas) de la Tierra, según detalló The New York Times.
Después de la separación, la primera etapa, el Super Heavy, se estropeó antes de caer en las aguas del Golfo de México, y aunque el Starship logró continuar su camino, fue poco lo que avanzó antes de explotar, según CBS. "Con una prueba como esta, el éxito proviene de lo que aprendemos, y la prueba de hoy nos ayudará a mejorar la confiabilidad de Starship mientras SpaceX busca hacer que la vida sea multiplanetaria", indicó SpaceX.
El Starship esperaba alcanzar velocidades cercanas a la orbital en esta vuelta a la Tierra, para estar mucho más cerca de aprovechar completamente su potencial. La compañía de Elon Musk no logró su meta de alcanzar una órbita cercana con esta nave, que junto con el cohete propulsor mide 121 metros de altura (equivalente a más de 35 pisos).
Según SpaceX, Starship será un sistema de transporte reutilizable diseñado para transportar tripulación y carga a la órbita de la Tierra, la Luna, Marte y "más allá". SpaceX pasó meses trabajando en la aprobación por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA, en inglés), que autorizó el segundo test el miércoles pasado al considerar que "cumplió con todos los requisitos de seguridad, medio ambiente, políticas y responsabilidad financiera".
El lanzamiento estaba previsto para el viernes pero se pospuso un día debido a la necesidad de reparar una de las cuatro aletas de rejilla del Super Heavy que permiten dirigir el cohete durante el reingreso a la atmósfera terrestre y ayudan al aterrizaje.
La separación exitosa
La compañía de Elon Musk había comenzado con éxito esta crítica prueba después de unos siete meses de la explosión en el aire del primer test a unos cuatro minutos de su despegue, lo que obligó a SpaceX a provocar su explosión en esa ocasión.
Hoy, a menos de tres minutos del despegue, ambas etapas se separaron con éxito y gracias a un sistema de irrigación de unos 260.000 galones de agua adoptado tras el fallo del pasado 20 abril. Sin embargo, era muy posible que este vuelo terminara en otra bola de fuego como la última vez.
SpaceX había anticipado que el reto era la separación de ambas etapas. Entre los clientes de Starship está la NASA, que ha recurrido a SpaceX para el contrato de Servicios de Aterrizaje Humano (HLS) para Artemis 3, una misión que llevará astronautas a la Luna por primera vez desde la década de 1970. La NASA prevé para finales de 2025 el lanzamiento de Artemis 3.