Solidaridad, del latín soliditas: que hace referencia a una realidad homogénea, entera y unida en la que los elementos que la conforman son de igual naturaleza y que describe la adhesión de modo circunstancial a una causa o a un proyecto. Miren por dónde, esta es nuestra base: la Unión Europea, un proyecto solidario y de valores comunes. Jamás debemos dar por hecho ni el proyecto, que tanto nos ha costado construir, ni su estabilidad.
La Unión Europea está siendo atacada por una pandemia que suma ya miles de infectados. Por poner solo dos ejemplos –hay muchos-, los ciudadanos madrileños y lombardos, desconcertados, dirigen sus ojos hacia la capacidad de reacción y solidaridad de nuestras instituciones comunitarias, que hasta ahora no han estado muy visibles.
No debemos olvidarlo nunca: la Unión Europea nació de las ruinas de una guerra. Ahora no podemos permitir que sea enterrada bajo las ruinas de una epidemia. Y aunque la crisis epidemiológica a la que nos enfrentamos no se ha podido prever en su totalidad, gran parte de sus impactos se podrían haber mitigado: evitando desabastecimientos de material médico, anticipando previsiones de equipos sanitarios básicos para evitar el desbordamiento de los hospitales, formulando predicciones epidemiológicas más exactas, y sobre todo, dando una respuesta conjunta ante esta emergencia sanitaria, económica y social.
Una respuesta común
Una de las mayores fortalezas de formar parte de la UE radica en nuestra capacidad de dar una respuesta contundente y común a una crisis que no entiende de fronteras. Sabemos que ningún Estado europeo, por sí sólo, podría enfrentarse a esta crisis y contener la epidemia. También sabemos que las capacidades y recursos de los Estados para hacer frente a esta crisis son muy desiguales. El peligro es que, ante el miedo y la adversidad, hemos visto descoordinación, reproches, confusión y dudas a la hora de tomar decisiones ---como es el aislamiento masivo--- críticas para la población y la economía.
En una Europa sin fronteras en la que la libertad de circulación de ciudadanos y bienes se ha visto gravemente afectada, la Unión debe asumir parte de la responsabilidad de la protección de la salud pública y de la salud y bienestar de los ciudadanos. Tenemos recursos de cooperación y colaboración a disposición de la Unión que hubieran permitido una respuesta preventiva, como el Mecanismo de Protección civil europeo: ahora, más que nunca, es el momento de reforzarlo con una reserva y almacenamiento estratégico de medicamentos, equipos médicos y material de prevención y protección sanitario. Esta idea ya fue presentada el 5 de marzo por el ponente del informe sobre el Mecanismo de protección civil europeo, Nicolae Ștefănuță, y apoyada firmememente por Soraya Rodriguez. Ambos, que firmamos este artículo, defendimos esta línea mucho antes de que la pandemia y del desabastecimiento causado por el COVID-19 fuera una desagradable realidad para todos.
Este inventario médico de emergencia hubiera sido clave para evitar el desabastecimiento de los Estados; hubiera evitado depender de la ayuda de terceros países
Lamentablemente, la idea de crear una reserva europea y almacenamiento estratégico de medicamentos no logró apoyo suficiente entonces. En el transcurso de la crisis que estamos viviendo, este inventario médico de emergencia hubiera sido clave para evitar el desabastecimiento de los Estados; hubiera evitado depender de la ayuda de terceros países. Una reserva estratégica bien integrada habría establecido líneas de suministro de necesidades médicas como máscaras, guantes y otros tipos de protección, laboratorios móviles y desinfectantes.
Ahora, semanas después del inicio de esta catástrofe, imagínense por un momento que los primeros en proporcionar suministros y protección al personal médico hubiésemos sido los europeos, con etiquetado europeo, en lugar a recurrir a la búsqueda de suministros. Imagínense que los primeros equipos médicos en descender de los aviones hubiesen sido equipos médicos europeos. Imagínense que, en lugar de semanas, como ha sucedido, pudiéramos contar con suministros europeos urgentes en días, o incluso en horas. No fue hasta el 19 de marzo cuando la UE comenzó a ayudar a los Estados miembros más afectados, creando una reserva de emergencia de equipos médicos de rescEU, dentro del Mecanismo de protección civil europeo.
Instrumentos de prevención
Una Europa solidaria en el siglo XXI se expresa también a través de instrumentos de prevención y preparación de crisis conjuntas. Ayudar a otros es ayudarnos a nosotros mismos. El alcance de la reserva estratégica de medicamentos no es evitar la responsabilidad nacional, sino reforzarlo.
Cuando esta crisis pase, que pasará, tenemos que hacer autocrítica y reformular la manera en la que nuestro gran proyecto, la Unión Europea, da respuestas a las pandemias y retos del siglo XXI. Si no somos capaces de reaccionar al nivel necesario, serán los enemigos de Europa los que sacarán ventaja de ello, debilitando nuestro preciado proyecto solidario. La solidaridad fue la base del origen de la UE; la solidaridad es lo que garantiza la futura existencia de la Unión Europea.
(Artículo escrito en colaboración con Nicolae Stefanuta)