Opinión

Adiós al espejismo económico

En estos últimos años se nos ha intentado hacer creer que la marcha de la economía española era un clamoroso éxito. "Como una moto" fue la desafortunada expresión u

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño. -

En estos últimos años se nos ha intentado hacer creer que la marcha de la economía española era un clamoroso éxito. "Como una moto" fue la desafortunada expresión utilizada por Sánchez en lo que sonó a una malhadada emulación de la empleada en su día por Zapatero cuando con voz impostada, eso sí, manifestó que en términos económicos "jugábamos en la Champions". Pocos meses después, en mayo de 2010, el Gobierno del que fuera apodado 'Bamby' por Alfonso Guerra tuvo que aprobar el Decreto Ley que contenía los mayores recortes económicos y sociales de la Historia de nuestra democracia, desautorizando así él mismo su injustificado triunfalismo anterior.

Mutantis mutandis, lo cierto es que la moto que nos vende Sánchez está averiada y que su marcha, lejos de ser tan triunfal como se nos ha querido hacer creer, no es más que una consecuencia del irresponsable estímulo monetario prácticamente ilimitado proveniente de la Unión Europea y de su no menos irresponsable utilización por nuestro Gobierno. Éste se dedicó a aumentar el gasto público como si no hubiera una mañana combinando incrementos estratosféricos de las medidas asistencialistas con aumentos injustificados del número de empleados estatales. A lo anterior el equipo de Sánchez le ha añadido un descarado maquillaje de algunos indicadores estadísticos -como ejemplo más evidente, la escandalosa manipulación de los datos de empleo y paro- elaborando así el perverso cóctel que con el que pretendió y pretende vendernos la pretendida excelencia de su gestión económica.

En realidad se trata de un auténtico espejismo con el que se esconde el decepcionante comportamiento de nuestra economía en el quinquenio maldito de Sánchez pues, además de ser de las peores en recuperarnos de la crisis pandémica, mantenemos y aumentamos nuestros graves problemas: déficit estructural, altísimo nivel de desempleo con especial incidencia entre los jóvenes, peligrosa desindustrialización, bomba de relojería en el sistema público de pensiones, ausencia de vigor en el tejido empresarial, desequilibrios territoriales … Como no hay espejismo que cien años dure, los datos de los últimos meses están desnudando la mentira de la moto de Sánchez. Así resulta evidente que nuestro crecimiento está ralentizándose peligrosamente, que la inversión huye de España, que la nefasta gestión de los Fondos Europeos va camino de convertirse en un bluff tan grande como el llamado 'Plan E' de Zapatero o que la renta media de los españoles sigue alejándose de la que tienen los europeos. Y queda por venir la inevitable quiebra del sistema de pensiones que provocará la nefasta reforma de Escrivá.

Buena parte de lo expuesto queda reflejado magníficamente en el último informe elaborado por el prestigioso Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria. Según sus previsiones más y menos optimista, en 2024 la evolución de nuestro PIB oscilará entre un aumento del 0,9% y un descenso del 1,2%. Como vemos, incluso en el mejor de los casos, lejos de las infundadas expectativas del Gobierno Sánchez, lo que comportaría un conjunto de consecuencias -todas negativas- en absoluto previstas por Nadia Calviño. En el citado escenario, la reacción de los estabilizadores fiscales automáticos impulsaría al alza al déficit público dificultando el cumplimiento de las reglas fiscales cuya vigencia proyecta reestablecer en 2.024 la Unión Europea. Consecuentemente, lejos de empezar a resolverse, el problema que representa nuestro exagerado nivel de endeudamiento seguiría agravándose con los hándicaps adicionales que supondrán el fin de la suscripción ilimitada por el Banco Central Europeo de la deuda que emitamos y el encarecimiento de las nuevas emisiones por la elevación de los tipos de interés.

Es más que previsible que tenga lugar una contracción de la oferta mundial de petróleo y un encarecimiento de su precio con el consiguiente efecto, negativo y generalizado, en la economía mundial

Así las cosas, 2024 se adivina como el año en el que se romperá abruptamente el espejismo económico creado por el Gobierno de Sánchez, quien quedará al desnudo ante la súbita revelación de la auténtica realidad económica que ha escondido o camuflado durante los últimos cinco años, verdadero quinquenio negro de nuestra economía. Hete aquí que en el escenario descrito se ha producido el execrable ataque a Israel perpetrado por el grupo terrorista Hamás, lo que ha generado un incipiente conflicto bélico que puede provocar un cambio radical en el panorama económico mundial.

En efecto, si la situación bélica se enquista y se escala hasta devenir en guerra sostenida entre Israel y el radicalismo árabe, es más que previsible que tenga lugar una contracción de la oferta mundial de petróleo y un encarecimiento de su precio con el consiguiente efecto, negativo y generalizado, en la economía mundial y por supuesto en la española. De suceder así, el desempeño de nuestra actividad económica en el futuro inmediato sería aún peor que el que ya se prevé y pagaremos muy caro no haber aprovechado adecuadamente los años pasados. No hacer caja cuando se crece en torno al 5% supone dejar al enfermo tocado para cuando el crecimiento se ralentiza o desaparece.

Pero junto a lo anterior, la posible extensión del incipiente conflicto bélico y sus negativos efectos económicos serviría a Sánchez y a los suyos para construir un nuevo espejismo mediante el cual todos los males de nuestra economía se imputarán a la guerra escondiendo una vez más la culpa imputable a la deficiente e irresponsable gestión llevada a cabo durante el nefasto quinquenio negro que ha transcurrido entre 2018 y 2023. Y ya se sabe, en eso de crear espejismos, el entourage político y mediático de Sánchez es inigualable.

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