No habrá huelga. Habrá fútbol. Y aunque parezca una contradicción, lo que supone un respiro para Miguel Cardenal, secretario de Estado para el Deporte, puede convertirse en un quebradero de cabeza para Mariano Rajoy. La razón es que la Federación Española de Fútbol (RFEF), principal instigadora de la huelga, denuncia que la aplicación del decreto ley aprobado por el Gobierno incurre en "injerencia política" en el mundo del deporte.
Mientras Ángel María Villar, presidente de la RFEF, se ha negado a personarse en cualquier reunión sobre esta polémica, la Federación de Fútbol rechaza entregar sus cuentas al Consejo Superior de Deportes como el resto de federaciones advirtiendo que esa injerencia política "puede tener consecuencias fatales para el fútbol español". Se refiere con ello a la entrada en escena de la FIFA y su presidente, Joseph Blatter, quien amenaza con sancionar al fútbol español retirando a sus clubes de las competiciones internacionales y expulsando a la selección española de Eurocopas y Mundiales.
Si la FIFA decide sancionar a España, la selección no defenderá su título de campeona en la Eurocopa
¿Puede hacer eso? Ya hay precedentes de sanción, tipificada en el artículo 17 del Estatuto de la FIFA, referido a la "Independencia de los miembros y sus órganos", a Nigeria, Camerún, Belice e Iraq. En el mismo artículo se incluyen cuatro apartados que advierten lo sigiuente:
-Cada miembro administrará sus asuntos de forma independiente y sin la injerencia de terceros
-Los órganos de un miembro se designan únicamente a través de una elección o nombramiento interno (Los estatutos de la asociación estipularán un procedimiento electoral independiente para la elección o los nombramientos)
-La FIFA no reconocerá a ningún órgano de un miembro que no haya sido elegido o nombrado de acuerdo con las disposiciones del apartado
-La FIFA no reconocerá las decisiones adoptadas por órganos que no hayan sido elegidos o nombrados de acuerdo con el apdo. 2 del presente artículo
Teniendo en cuenta todos estos elementos, la FIFA no tendría inconveniente en sancionar a España. Entonces Rajoy se enfrentaría a un problema colosal: un país sin fútbol internacional. Cabe recordar que en el verano de 1995 Celta y Sevilla sufrieron sendos descensos administrativos, por los cuales ambas ciudades se echaron a la calle para defender a sus equipos. Si la FIFA decide sancionar a España, ni la selección defenderá su título de campeona en la Eurocopa el próximo verano ni Real Madrid, Barcelona o Atlético jugarán Liga de Campeones la próxima temporada.
La FIFA es una institución con un poder transnacional muy superior al de muchos gobiernos. Cuando entra en un contencioso con un país, su respuesta suele ser siempre la misma: acude a su naturaleza privada, se circunscribe jurídicamente a Suiza (donde está su sede administrativa) y aplica el derecho que le otorgan sus estatutos de vetar la participación de países en sus competiciones. Así que la suspensión de la huelga del fútbol le abre un frente inesperado a Rajoy. Después de lidiar con Merkel y la Unión Europea, aparecen en escena Joseph Baltter y la FIFA. Un problema de pelotas.