Opinión

Argentinización y agenda 2030: Acostúmbrese a ser pobre

La inflación y la corrupción institucional distintivas del kirchnerismo, son propias ya de la presidencia socialista de Sánchez

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño

En el debate del Estado de la Nación, Pedro Sánchez se ha erigido como el presidente de las catástrofes. Quizá por ello haya decidido continuar creándolas para mantenerse en el poder. Una crisis constante, una emergencia que no acaba —covid, guerra, clima, covidde nuevo— para justificar el uso del poder despótico de las instituciones y los medios de comunicación, mientras distrae a la expoliada y empobrecida población con alguna ayuda de la que se beneficie un no contribuyente.

La crisis energética y la inflación son dos fenómenos distintos que se están dando a la vez y que el presidente del Gobierno pretende confundir para eximirse de toda responsabilidad. La inflación es puramente monetaria, una consecuencia exclusiva de un proceso de mala praxis de los Bancos Centrales durante años, a la que España es más vulnerable. Pero la crisis energética en nuestro país se debe a varios factores internos y en concreto personales de Sánchez. Como la crisis del gas con Argelia, tras regalar el Sáhara a Marruecos, y las políticas suicidas climáticas de la Agenda 2030—pin en la solapa presidencial.

“No nucleares y no centrales térmicas, sólo renovables”, afirmó Sánchez con mirada fría y autoritaria. La energía de las renovables depende de las energías fósiles para poder dar suministro. Nos hacen dependientes del viento y del gas. Dato oculto en la Agenda 2030. Esta situación que preocupa a cualquiera se agrava por la entrada en una recesión, con el euro por debajo del dólar y con una Deuda Pública española del 120% del PIB. Es decir, una deuda pública real de 90.500€ por contribuyente. Pero luego el abono del cercanías es gratis. El socialismo compensa.

Ahora pretende tildar de Ciencia que la inflación se solventa con impuestos a los bancos y a las empresas energéticas, provocando un desplome en bolsa

En esta situación, España recuerda a la pintura del Museo del Prado Caronte cruzando la laguna Estigia, que separa el mundo de los vivos y los muertos. Estos han de cruzarla y escoger destino y camino correcto. La disyuntiva entre la vía difícil, que les llevará al paraíso, o la sencilla, que desemboca en el Infierno. En la pintura flamenca de Patinir se aprecia con claridad cómo el alma de la barca toma rumbo hacia el Hades. Como Sánchez, que, ante la crisis, ha elegido el camino que profundiza en el empobrecimiento de España: Argentina y Agenda 2030, con concesiones de memoria y poder a ETA.

El primer momento que anticipaba ese peligroso camino hacia argentinización fue cuando afirmó que “la ciencia nos sacará de esto, como nos sacó de la pandemia”. Un comité de expertos científicos inexistentes justificó todo atropello a los derechos fundamentales y provocar la ruina absoluta de sectores económicos. Ahora pretende tildar de Ciencia que la inflación se solventa con impuestos a los bancos y a las empresas energéticas, provocando un desplome en bolsa con pérdidas de 6.000 millones de euros. Los accionistas han salido despavoridos por la situación que viene. Tampoco es cierto que la inflación se sobrelleva inundando el mercado de ayudas aleatorias improductivas. La barca de Caronte en la que va España se dirige a Argentina, en dirección contraria y es consciente, por eso pretende justificar el rumbo por la ciencia.

Así lo indica el reciente escándalo del INE que tanto recuerda al asalto de hace 15 años en Argentina del Indec, desde donde se falseaba el IPC

La inflación y la corrupción institucional distintivas del kirchnerismo, son propias ya de la presidencia socialista de Sánchez. En España toda institución pública ha sido asaltada al objeto de controlarla. No sólo el último y endeble bastión del CGPJ, que está deseando entregar el PP de Feijóo. ¿Cómo se va a corregir el país así? En esta situación de control institucional será más fácil ocultar el hundimiento real y el nivel de pobreza. Será más factible falsear datos con mayor facilidad. Para lo que necesitará hacerse con el control de Instituciones, como si de un tertuliano de la Televisión Pública se tratase. Así lo indica el reciente escándalo del INE que tanto recuerda al asalto de hace 15 años en Argentina del Indec, desde donde se falseaba el IPC. Si alguien denuncia o cuestiona en esa democracia de instituciones muy democráticas por socialistas, quizá acabe perseguido por el Gobierno con alguna causa judicial y el escarnio público por mal patriota.

Pero saben que la solución no está en el cercanías gratis, ni en el control de precios, ni en ayudas mientras suben los impuestos, sino en mentalizarnos, en acostumbrarnos a ser pobres. Los mensajes son claros e insistentes: apague el aire acondicionado. Este invierno prepárese para cortes en la calefacción —distintivo de vivir en un país desarrollado. No vaya al trabajo en coche. Mejor dicho, no vaya al trabajo, ¿a qué trabajo? Se ha destruido su puesto por falta de productividad, pero se han funcionarizado 60.000 puestos de trabajo, dificultando toda reforma de la Administración en dos generaciones. No coma carne, no salga de casa, mire la televisión. Unas vacaciones felices. Si es en un pueblo son hasta rurales. Lo mejor es no viajar o hacerlo como un vagabundo. No coja aviones, que son más caros que el Falcon, afirman. Temen que viaje a un país de Asia que cree subdesarrollado y descubra que es usted quien viene de uno.

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