Por supuesto una gran riqueza, pero parece que nunca nada cambie, y que el garbanzo en boca del abuelo siga venga a dar vueltas. El problema o riqueza del catalán es igual a ese garbanzo que según lo coma uno u otro partido político sabe distinto, cuando lo realmente importante y lo que de verdad debería importar es la educación, la riqueza de la educación, una educación de élite, de calidad con la que podamos ser un país realmente competente formado por personas competentes.
Eso es lo que quieren unos pocos para los suyos, los que más ceros cuentan en sus cuentas bancarias, pero para los demás, los que se preocupan por llegar a final de mes, los que llegan justo y los que ingresan un sueldo básico, la cosa no va de eso, no vaya a ser que aprendan y haya una mayor competencia social y laboral. Siempre habrá ricos y pobres si se mide en términos económicos. Solo sé que no todos podemos llevar a nuestros hijos a grandes escuelas, escuelas catalogadas de élite, en las que de 0 a 3 años los niños ya tienen una enseñanza en unos ocho idiomas, en forma de cuentos y música.
Un día, preocupada yo por la educación de mis hijos, una profesora de una de estas escuelas de élite me dijo que las lenguas con mayor espectro sonoro son el chino y el ruso y que solo con ponerles unos 5 o 10 minutos de esos idiomas al día a los bebés ya estabas ayudando a su oído y a su cerebro a habituarse a otras lenguas que no fueran la materna, facilitándoles de ese modo el futuro aprendizaje. Cuantas más lenguas mejor, a mejor educación mayores oportunidades en la vida. Por ello, la realidad es que cuanto más sepamos menos nos dejaremos engañar y más libres seremos, de eso se trata. Pero no a todos les interesa que seamos libres. Vean si no qué hace la dictadura de Castro con la educación y con los medios de comunicación, una gran escuela.
Una buena educación no es la que promueve la disyuntiva entre catalán o castellano, sino la convivencia de catalán y castellano, y muchas otras lenguas más
Estoy de acuerdo con Turull cuando ante el Tribunal Supremo dijo que los catalanes no somos un rebaño de ovejas. Quizás algunos quieran eso y no se equivoquen; quieran lo mismo para los vascos, los asturianos, los andaluces, los castellanos, los manchegos… Lo que pasa es que aquí generar polémica es mucho más fácil. Y así seguimos, garbanzo arriba y abajo, y pasan los años con el mismo tema candente encima de la mesa porque a nadie le interesa llegar a acuerdos.
Pues bien, los que se preparan ya para la carrera electoral bien harían en ofrecer y sobre todo proponer y llevar a cabo, cuando lleguen al poder, una buena educación para todos, una que sea pública y de calidad en la que el debate no se centre en catalán o castellano sino en catalán y castellano y además muchas otras lenguas más, que la oferta se amplíe a aquellas lenguas con las que las generaciones que se están formando puedan aspirar a aquellos trabajos que deseen donde lo deseen, que puedan estudiar en Estados Unidos, China o Japón y sobre todo que la educación les lleve a crear sociedades más igualitarias y más justas.
Una educación rica en conocimientos y valores, eso es lo que realmente nos hace falta. Ser bilingüe es una riqueza, no un lastre. No debemos escondernos, ni ante los nacionalistas catalanes ni ante los nacionalistas españoles. Ni estamos en la etapa de Franco en la que no se podía hablar catalán ni queremos volver a ella. Queremos avanzar, sin polémicas y eso no lo arregla una “ley de lenguas” como propone Casado.