Si por algo ha destacado, a lo largo de la historia, cualquier tipo de nacionalismo es por su afición a la propaganda y, lamentablemente, también por su destreza en el manejo de las peores artes de esta. El separatismo catalán no es una excepción en absoluto. Prueba de ello son la cantidad de “fechas históricas” con las que, desde que se desató, el procés viene inundando el calendario, con su pertinente patrimonialización. Sin ir más lejos, han conseguido hacer partícipe a una sociedad mayoritariamente no nacionalista de una fiesta establecida en una jornada, el 11-S, de marcado carácter nacionalista. Un hecho, por ejemplo, que hasta la llegada de Ciutadans a la escena política, se asumió por todos los actores políticos sin contestación.
Lo mismo ocurre con efemérides más recientes: el pasado domingo, el separatismo oficialista conmemoró, con el correspondiente despliegue de recursos públicos y medios de comunicación subvencionados, el infausto 1-O. Una “hazaña” consistente, esencialmente, en poner en jaque el funcionamiento del Estado de Derecho consolidado, generar una división social sin precedentes en una de las regiones más importantes de un gran país europeo, e intentar despojar a millones de ciudadanos de sus derechos y libertades. Y a ese festín antidemocrático acuden, cada año, representantes de todos los partidos separatistas, unidos sin fisuras y orgullosos de seguir dando continuidad a hechos delictivos de cuyos perniciosos efectos aún no se ha recuperado la sociedad española.
Para los que llevamos años combatiendo al nacionalismo, sin embargo, lo más lamentable no es que sus adláteres se rían de nosotros conmemorando sus tropelías, sino que no haya existido, por parte del Estado, un espejo democrático que recuerde, precisamente, la fortaleza de la democracia española que se sobrepuso a aquella afrenta. ¿Por qué no se realizan actos, estos sí oficiales y a cargo del Estado que defendieron, en memoria de los servidores públicos que frenaron el golpe? ¿Por qué se ha renunciado a hacer esta pedagogía constitucional, incluso ahora, cuando tenemos muestras sobradas de los verdaderos planes del separatismo?
Hoy Sánchez quiere corear con el separatismo que lo legítimo fue el golpe, y lo ilegítimo, la defensa de nuestra democracia
La respuesta a estas preguntas, claro, empieza por lo evidente: hoy es el propio Gobierno de España, responsable de los recursos del Estado, el que está dispuesto a convertir en héroes a los autores del golpe de 2017 porque, todos, incluido Carles Puigdemont -para quien Pedro Sánchez llegó a pedir que se le calificase de delincuente por rebelión- son necesarios para su investidura. Somos muchos los españoles que esta semana hemos lamentado que, en el aniversario del histórico discurso de Felipe VI, el más importante de su reinado, sus palabras no se hayan evocado por parte de quienes tienen responsabilidades para formar Gobierno, sino que, al contrario, se estén enmendando de facto con la concesión de la amnistía que planea Sánchez. El Rey dijo en 2017: “Han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible”. Y añadió: “Es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional, la vigencia del Estado de Derecho”. Hoy Sánchez quiere corear con el separatismo que lo legítimo fue el golpe, y lo ilegítimo, la defensa de nuestra democracia. El presidente del Gobierno es, sin duda, el máximo responsable de este despropósito, pero esta facilidad para reescribir la historia se debe también a la dejadez de la pedagogía constitucional.
Pero si existen unos españoles especialmente humillados por la aberración que supone convertir a los victimarios en víctimas con una amnistía, esos somos los constitucionalistas catalanes. Por ese motivo desde 2017, Ciudadanos ha conmemorado cada año, muchas veces en soledad, los aciagos hechos de aquel otoño. La memoria no es un ejercicio de melancolía sino de reivindicación, y la mejor receta para prevenirnos ante nuevas afrentas a la igualdad entre españoles. Por eso, la cita de este domingo en las calles de Barcelona es una gran oportunidad para dar continuidad, si no resucitar, al espíritu cívico del conjunto del pueblo español que despertó ahora hace cuatro años. Y es imprescindible que ese movimiento irradie desde Barcelona a toda España para desterrar de una vez la falacia de que el nacionalismo habla en nombre de Cataluña.
Nacimos para dar voz a esos catalanes que no la tienen y que hoy, nuevamente, están viendo cómo les vende el Partido Socialista, que se jacta de pedir el voto en español en los barrios trabajadores
Si alguien cree que a estas alturas no hace falta recordar que la mayoría de catalanes no comulgamos con el separatismo, baste traer a colación las recientes palabras nada menos que de la portavoz del Govern separatista, tildando de catalanófobos a quienes allí asistiremos, obviando no sólo que seremos decenas de miles de catalanes los que protagonizaremos la marcha, sino que es precisamente reivindicar nuestra condición de catalanes ignorados lo que nos mueve a ello. No hay nada más catalanófobo que la intolerancia endémica del nacionalismo hacia más de media Cataluña. Precisamente por eso, para reivindicar nuestra catalanidad libre y plural, y también nuestra españolidad desacomplejada, CS no faltará a la cita. Nacimos para dar voz a esos catalanes que no la tienen y que hoy, nuevamente, están viendo cómo les vende el Partido Socialista que se jacta de pedir el voto en español en los barrios trabajadores para luego aliarse con partidos, estos sí, de trayectoria hispanófoba.
Estoy convencido de que no sólo Ciudadanos, sino el conjunto de la sociedad española estaremos a la altura, como en 2017. Si no podemos evitar que a los golpistas les salga penalmente gratis, lograremos, por lo menos, que la historia no sea misericordiosa con ellos y que venza la memoria. Y, de paso, reanimaremos civilmente a una sociedad que especialmente en Cataluña el Partido Socialista no quiere reconciliada sino anestesiada para poder mantener su modus operandi de décadas, consistente en que el precio de la paz y la concordia es el silencio de los que estaremos en la manifestación.
Los constitucionalistas catalanes hemos cumplido nuestra parte del trato: hemos comprendido e integrado la pluralidad de España, pero nunca hemos conseguido, ni siquiera reclamándolo a los sucesivos gobiernos de España de PSOE y PP, que la Generalitat asuma e integre en su acción política la pluralidad de Cataluña. Y ya está bien. La Cataluña no independentista merece ser tenida en cuenta. Por todo esto, el domingo, un año más, no fallaremos.
Petrarca
Si se les da la amnistía a los catalanes y después el referendum, que se les dé con todas las consecuencias: a partir de ese momento, que se queden solos. Que paguen ellos sus propias policías, su Seguridad Social, su presunto ejército, etc. Vetarles la entrada en la UE. Quitarles las comunicaciones con el resto de España. Que los impuestos los pongan ellos y dar facilidades a las empresas y a los particulares para largarse de esta ciénaga. En definitiva, dejarlos solos y sin la excusa de que España les roba. Además, políticamente, se le acabarían los ases al felón, pues sin los votos de Junts, ERC y el PSC (serían partidos extranjeros), que ahora suman unos 33 escaños, el traidor Sánchez, no solamente no ganaría ningunas elecciones más, sino que, probablemente tendría que dejar España. Y deberíamos luchar por romper Cataluña, pues ésta no solo se compone de separatistas, sino que somos cientos de miles los que queremos seguir en España. La "loca" idea de la Tabarnia, ideada por Boadella, podría y debería convertirse en una realidad geográfica y política, una nueva autonomía donde podríamos acogernos los que no queremos convivir con xenófobos, racistas y radicales. E invertir en esa nueva autonomía para poder vivir en una Sociedad en paz y lejos de los radicalismos de la otra parte. Y que se arreglen ellos solos, a ver cuánto duran. En la antigua Yugoslavia había varios países y ya están más o menos fundamentados. Veríamos la población que querría quedarse en Tabarnia y cuántos preferirían vivir en el lado oscuro, peleándose en su oscura mugre. Hay que pensar en todo antes de dejarnos a más de la mitad de catalanes sin tierra, sin hogar y enfrentados. Ruego que alguien con más capacidad que yo, lidere esta idea. Y si las Vascongadas quieren hacer lo mismo (que de facto casi lo tienen todo), pues que se larguen y aprendan a vivir solos. A su lado existe una magnífica región (Cantabria), a la que también pertenezco por origen y apellidos. No me importaría trasladarme allí.
Burckhardt7
Hay que manifestarse por la legalidad constitucional consensuada y construida con sangre sudor y lagrimas y que unos pocos pretenden destruir
Joanet
Yo no lo veo así.
eddo
como nos ocultaron que el amor entre Cima e Inés ganó a la ideología que representa la unidad de España y la de Torra. Según Inés en el "proces", familias no se hablaban, amistades, vecinos en Cataluña. Ni la independencia de Cataluña les podrá marchitar su amor que nació en los asientos del parlamento catalán. Aún recuerdo a uno ese momento decano de jueces de Barcelona en el programa de Griso, sollozando, "mis hijos no me hablan, mis vecinos no me hablan, que lo arreglen los políticos no la justicia", tuvo que volver para pedir disculpas.
Wesly
C's pudo hacer más, Sr. Carrizosa. Arrimadas pudo presentarse a la investidura. Posiblemente no la habría conseguido, pero el PSC se habría retratado, permitiéndonos apreciar claramente mucho antes de qué lado están los socialistas Arrimadas podría haber permanecido en Cataluña, podía haber seguido defendiendo a los catalanes desde el Parlament. Prefirió abandonarnos e irse a Madrid, lo que considero un error. Desde el punto de vista económico y de alianzas politicas, C's fue dando tumbos, que si liberales, que si socialdemócratas, que si, formando parte de gobiernos de coalición con el PP, apoyar mociones de censura del PSOE contra los gobiernos de los que formas parte. C's cometió muchos errores estratégicos, lo que le ha llevado a la irrelevancia. Una lástima.
Wesly
Esto del conflicto catalán es una falacia. No hay conflicto alguno, existen unos servidores públicos que, en lugar de cumplir y hacer cumplir las leyes (como es su obligación, para eso les pagamos obligatoriamente los elevados sueldos y los escandalosos privilegios de los que disfrutan) se dedicaron a incumplir las leyes, derogaron la Constitución en Cataluña y proclamaron su independencia unilateral. No hay conflicto alguno, hay delincuentes juzgados y condenados (y otros huidos) por incumplir las leyes que estaban obligados a cumplir y hacer cumplir. Además de pretender que aceptemos que existe un conflicto entre dos partes, lo que es falso, pretenden que aceptemos que se "desjudicialice la política", es decir, que admitamos sumisamente la impunidad de los políticos. Pero lo más sangrante (y sorprendente) es que el gobierno de España compra el relato de los independentistas, les sigue el juego y les facilita el camino.
Hermes
Bien dicho, Sr. Carrizosa. Gracias por ello. Desde el gobierno se ha comprado la trampa dialéctica de los golpistas: ellos son Cataluña, ellos se erigen en los únicos representantes de Cataluña. Y el gobierno los reconoce como tales. Hay que manifestarlo con claridad que no; que ellos son simplemente unos políticos catalanes corruptos. No existe ningún problema catalán ni ningún problema con Cataluña. Pero tenemos un enorme problema con el grupo de políticos catalanes que, además, son insaciables. Y también hemos caído en la trampa de la supuesta constitucionalidad o inconstitucionalidad de la amnistía. ¿Por qué hay que debatir siempre en sus términos? El problema de la amnistía no consiste en dirimir si es constitucional o no. El problema es que no es ética y es inmoral. Es un fraude.
eddo
Me olvidaba, has preguntado a Garicano, Girauta, Aguado, Begoña, en fin, todos tus ex compañeros altos cargos y electos del partido si mañana estarán contigo, contigo. Por España.
eddo
reconozco que ni me he molestado en leerte. Viene Inés y deja a su marido con sus hijos, por España no lo haría como si hizo en 2017, ahora lo haría de forma altruista, por España.