Opinión

¿New Deal verde? Sí, pero como el de Bernie Sanders (II)

El gran obstáculo del plan son los productores de combustibles fósiles, que cuentan con una red masiva de grupos de presión y mediáticos

La economía global se está desacelerando de manera notoria, de manera que cuando aumente la aversión al riesgo en los mercados financieros se producirá una nueva recesión, la segunda fase de la Gran Recesión. El eslabón más débil ahora son las empresas no financieras de medio mundo que se han adentrado en un nuevo lodazal, un río de deudas de su propia creación. Han estado impulsando los precios de sus acciones con adquisiciones empresariales y/o recompras sin fin de sus propias acciones, ambas financiadas con préstamos con tipos de interés bajos y emisiones de bonos basura. Junto a bancos zombis, ahora tendremos además corporaciones zombis. Frente a la que se avecina, es necesario implementar nuevas medidas de política económica alternativas a la ortodoxia dominante. No se puede volver a repetir los errores cometidos durante la Gran Recesión.

La alternativa ya está definida, la Teoría Monetaria Moderna. Incluso alguien nada sospechoso como Mario Draghi considera que las políticas económicas convencionales ya no dan más de sí, de manera que es necesario estudiar alternativas como la TMM. El objetivo es trasladarla a medidas y acciones concretas de política económica, concretamente dos, el Plan de Trabajo Garantizado y un New Deal verde. De todos los New Deal verde que se han anunciando, el más interesante por la cuantía de dinero que movilizaría -16 billones de dólares-, por su planteamiento como un instrumento de inversión pública, y por un calendario ambicioso es el plan de lucha contra el cambio climático de Bernie Sanders. Si en un blog anterior detallamos el calendario de aplicación y los recursos que movilizaría, en éste nos centraremos en la voluntad política y su conexión con la propuesta de Trabajo Garantizado.

Contra el combustible fósil

Los distintos aspirantes demócratas a enfrentarse a Trump en las presidenciales del año que viene han mostrado su disposición a ubicar y señalar a la industria de los combustibles fósiles como el adversario. Pero incluso entre los contendientes dispuestos a combatir a los productores de carbón, petróleo y gas natural, Sanders adoptó la posición más agresiva. Ordenará al Departamento de Justicia que persiga el procesamiento penal de las compañías de combustibles fósiles. "Han evadido impuestos, profanado tierras tribales, explotado a los trabajadores y envenenado a las comunidades", explicita su propuesta. "El presidente Bernie Sanders se asegurará de que su Departamento de Justicia, y la Comisión de Valores y Bolsa investiguen a estas compañías y entablen demandas, tanto penales como civiles, por cualquier delito, tal como lo hizo el gobierno federal con la industria tabacalera en la década de 1980".

Esto se suma a los llamamientos de Sanders para que se inicie un litigio civil, se aumenten las multas por contaminación, se aumenten los impuestos a los emisores y se exija a los productores de combustibles fósiles que asuman los costes asociados a los riesgos por desastres medioambientales.

Sin duda Sanders, si llegara a ser presidente, colisionaría con un enemigo rico y poderoso. Los productores de combustibles fósiles tienen una red masiva de grupos de reflexión, grupos de presión y abogados que desde hace mucho tiempo han frustrado las ambiciones del cambio climático, y, con su propia existencia en juego, es probable que luchen más que nunca con demandas, y campañas de mensajes y presión política.

Lucha contra el cambio climático

Sanders afirma, audazmente, que su New Deal verde "pondrá fin al desempleo" basado en el número de trabajadores que requerirá, 20 millones de empleos. Actualmente, aproximadamente 6 millones de estadounidenses están desempleados. Estos puestos de trabajo están estrechamente vinculados a la creación de la infraestructura verde necesaria para alcanzar el 100% de energía renovable para la electricidad y el transporte y la reducción total de las emisiones de carbono. El plan enumera las distintas áreas donde se crearían los empleos. Por un lado, la industria, para construir coches y barcos energéticamente eficientes; por otro lado, la adaptación de la eficiencia energética en las viviendas. Además conviene mencionar las nuevas plantas de energía renovable para ampliar la energía eólica y solar; la adopción y promoción de una agricultura sostenible; y la traslación a áreas como la ingeniería, investigación y desarrollo.

El plan requiere una nueva versión del Cuerpo Civil de Conservación, un programa de obras públicas de la era de Franklin D. Roosevelt que puso a los jóvenes desempleados en la Gran Depresión a trabajar en el manejo de bosques, el control de inundaciones, proyectos de conservación y el desarrollo de parques estatales y nacionales, bosques y sitios históricos. También asigna 1,3 billones de dólares para que los trabajadores que actualmente trabajan en las industrias intensivas en combustibles fósiles y carbono encuentren trabajo con grandes beneficios sociales y un salario digno.

La política climática se ha convertido en un juego de suma cero en Washington, donde los líderes republicanos han hecho de ella su plataforma política para bloquear cualquier política climática

Si bien hay mucha investigación que demuestra que las inversiones en infraestructura ciertamente impulsarían la economía y aumentarían los puestos de trabajo -especialmente una inversión tan grande como la que propone Sanders-, los impactos reales a largo plazo sobre los niveles de demanda laboral son más difíciles de proyectar, según un estudio realizado en 2014 por el Economic Policy Institute. Además, las promesas de empleo con propuestas de economía verde a menudo se encuentran con barreras cuando se trata de la composición de la mano de obra. Un estudio del Instituto Brookings de 2019 encontró que la fuerza laboral de la economía de energía limpia es actualmente "mayor, dominada por trabajadores varones, y carece de diversidad racial cuando se compara con todas las ocupaciones a nivel nacional". El plan Sanders busca abordar este problema mediante la capacitación laboral y la contratación local, y a través de inversiones dirigidas específicamente a grupos sub-representados, como el apoyo a las empresas propiedad de mujeres, las mujeres agricultoras, así como a las comunidades de bajos ingresos y desfavorecidas.

Es el momento oportuno

El creciente movimiento de activistas contra el cambio climático quiere que el mundo responda a la creciente ola de desastres climáticos y meteorológicos extremos de la misma manera que lo haría con otra Gran Depresión o incluso con una guerra, como si fuera una emergencia. El Green New Deal de Sanders reitera este S.O.S, diciendo que la magnitud del problema requiere la "movilización de recursos realizada durante el New Deal y la Segunda Guerra Mundial". Este empuje para reformular radicalmente la forma en que los estadounidenses abordan el cambio climático se basa en gran medida en el estancamiento político. La política climática se ha convertido en un juego de suma cero en Washington, donde los líderes republicanos han hecho de ella su plataforma política para bloquear cualquier política climática, incremental o audaz.

El New Deal de Sanders es la única manera de que todo funcione y cuadre. La acción política es clara. Ponga a la gente común en el centro y ofrézcale un interés tangible en el futuro del país, en una parte de su enorme riqueza, y un papel que desempeñar. Luego, organice a la gente en torno a esa visión y exíjala de los representantes electos. Si los representantes electos no presionan por ello, asegúrese de que sean derrotados. Sanders no es ciertamente el primero en utilizar el lenguaje de las emergencias nacionales en torno al clima. Pero este plan encaja cómodamente dentro de su empuje por una revolución política para combatir todo, desde la industria del cuidado de la salud hasta la industria de los combustibles fósiles.

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