Opinión

Los santos inocentes de Ciudadanos

Es difícil mantener a flote un barco cuando desde dentro se trabaja para hundirlo

  • Edmundo Bal e Inés Arrimadas -

Santos inocentes los que creen que el PP no está haciendo una opa a Ciudadanos como en su día se hizo a la inversa para captar talento. No viene siendo fácil dedicarse a la política y vivir de ella durante periodos de tiempo tan extensos e históricos como los protagonizados por el PP o el PSOE en la política nacional, o ERC en la catalana, dado que otros partidos como CiU se han ido dividiendo y fragmentando, tanto que resulta difícil conocer su actual composición.

Centrándome en Ciudadanos no puede sorprender a nadie que el inicio del fin de la formación se iniciara un noviembre de hace tres años con el abandono del barco por parte de Albert Rivera. Por mucho que ha luchado Inés Arrimadas, y me consta que lo ha hecho, es difícil mantener un buque cuando los de dentro reman a contracorriente, como ya pasó en 2009 cuando el partido se moría, cuando las encuestas le daban muerte cerebral, cuando el desnudo de Rivera había servido tan solo para captar la atención de nuevos votantes con una minúscula representación de tres diputados en el Parlamento catalán.

Menos cuando un histórico partido como es el Partido Popular busca a la desesperada –como no podría ser de otra manera- sumar capital y hundir al que un día fue su partido adversario

Aquellos tres diputados iniciales que lucharon como campeones lograron mantener aquel resultado cuatro años después, un éxito poco valorado. Ganaron la supervivencia, luego el éxito y ahora se vislumbra aquello que en su día hizo Cs para crecer que es captar capital humano a diestro y siniestro, a izquierda y a derecha, para crecer desde el centro. Pero eso murió con Rivera. Porque es desde dentro desde donde se gesta el final de los partidos, como en todo. A la excelencia y el trabajo de algunos como Garicano, Villacís o la propia Arrimadas, se suma la mediocridad de los que creen que mantenerse en el poder político es fácil. No, no lo es y menos cuando un histórico partido como es el Partido Popular busca a la desesperada –como no podría ser de otra manera- sumar capital y hundir al que un día fue su partido adversario.

Eliminar a Cs de la ecuación es lo mejor que le puede pasar a Núñez Feijóo para situarse en el centro y alejarse de Vox, partido con el que inevitablemente va a tener que pactar en muchos municipios a juzgar por las encuestas que mantienen en buena posición al partido de Abascal. Ahora, el PP se venga de lo que en su día consiguió Ciudadanos, el hermano mayor se come al pequeño no por qué no lo haya hecho bien para su parroquia Inés Arrimadas sino porque por mucho que ha luchado, desde dentro no se lo ponen ni se lo van a poner nada fácil. Perdiendo feudos tan importantes que en su día consiguió de la nada como Andalucía, o Cataluña, se van cayendo los apoyos ciudadanos. Santos inocentes los que creen que cualquier otra cara diferente a las conocidas van a poder liderar un partido que no es que haya caído en desgracia, sino que al final ha caído antipático, como en su día pasó en Cataluña, y sin mucho que ofrecer porque le hacen un auténtico sándwich el PP por un lado y Vox por otro.

Salvar el barco que se hunde

En política lo peor que le puede ocurrir a un partido es que los ciudadanos no le vean utilidad alguna o que el espacio político que defienden lo haya ocupado otro partido. Pese a todo, Arrimadas no lo tendrá nada complicado para regresar al mundo laboral real de donde venía antes de formar parte del gran hermano político. Santos inocentes los no conocidos del partido naranja que creen tanto en sí mismos que se lanzan a la piscina sin agua cuando lo que deberían haber hecho por lealtad, por compañerismo, por creer en un proyecto haber apoyado sin titubeos a la líder actual. Actualmente, y quizás me equivoco –aunque solo el tiempo con las urnas lo confirmará-  no hay campaña de comunicación que pueda reflotar el barco naranja a la deriva. Saltar a tiempo puede ser la única manera de seguir haciendo “servicio público”. Cuídense.  

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