Opinión

Si el presupuesto militar español lo decide Bildu...

Múnich evidenció que el Gobierno sanchista ha convertido a España en internacionalmente irrelevante. Aún peor, en no fiable

  • La ministra de Defensa, Margarita Robles y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. -

Pedro Sánchez no estuvo en la Conferencia de Seguridad de Múnich del fin de semana. Una reunión decisiva impulsada por OTAN, UE y EEUU, pero al presidente español y a Giorgia Meloni se les hizo saber que su presencia no era conveniente. Días antes, Silvio Berlusconi, parte del gobierno italiano, declaró abiertamente su apoyo a Putin. En España, en paralelo al encuentro internacional, los socios del PSOE organizaron en Madrid lo que llamaron III Conferencia Europea por la Paz con el propósito obvio de facilitarle a Rusia la conquista de Ucrania.

Participaron las ministras Ione Belarra e Irene Montero, en compañía de Izquierda Unida, Alianza Verde, ERC, EH Bildu, BNG, además de lo más florido de los populismos izquierdistas europeos. Yolanda Díaz, siempre preocupada por la salud de la coalición, envió a Enrique Santiago, secretario del Partido Comunista. En sus posiciones no fueron muy diferentes a Berlusconi. En síntesis: desarmar a Zelenski para que Putin pueda masacrar Ucrania sin resistencia.

Reproducen la propaganda de la granja de trolls rusa. Evitar la “escalada”, dicen, provocada por la ayuda militar a Ucrania. Atacaron los objetivos de la Conferencia de Munich, donde estuvieron Emmanuel Macron, Rishi Sunak, Olaf Scholz, principales líderes europeos, y Kamala Harris, vicepresidenta estadounidense. Los aliados de Sánchez coinciden con la posición de los chinos, que también exigen que no se arme a Ucrania. Como si no fuera evidente que China podría ordenar y lograr la retirada rusa, si quisiera. El Partido Comunista chino propone como acuerdo de paz ceder a Putin una parte del botín que busca. Y que los crímenes contra la humanidad queden impunes.

Calificaron a Felipe VI como “rey belicista”. Con este gobierno pro-Putin, ¿cómo incluir a Sánchez en la foto de Múnich?

Los reunidos en Madrid acusaron a los líderes europeos de “seguidismo” del imperialismo de los EEUU. De paso, calificaron a Felipe VI como “rey belicista”. Con este gobierno pro-Putin, ¿cómo incluir a Sánchez en la foto de Múnich? La decisión más importante en la Conferencia fue reforzar los sistemas de defensa frente a la escalada militar de los regímenes autoritarios en todo el mundo. Para la Unión Europea se traduce en obligarse a un gasto militar del 2% del PIB. Todos los aliados allí reunidos saben que España, con un escueto 1%, tiene un gobierno incapacitado para ni intentar cumplir ese compromiso.

Son los partidos anti-OTAN los que deciden el presupuesto de Defensa español. En 2023 y, si logran sumar, en 2024. Que las Fuerzas Armadas españolas tengan sus capacidades de disuasión en estado lamentable, como se ha evidenciado con los Leopard, qué les importa a Otegi y compañía. Nadie lo ha explicitado mejor que el condenado por terrorismo: “No hay gobierno de progreso en España si los que nos queremos marchar no lo sostenemos”. En 2023, y en 2024. ¿Lo entienden García-Page y Lambán? Yo creo que sí, aunque ahora disimulan.

En Múnich se diseñaron las líneas estratégicas de respuesta a las grandes amenazas que representan los regímenes autoritarios. Como ha escrito Nouriel Roubini, “el 24 de febrero el ejército ruso atacó Ucrania y nos avisó de la nueva guerra fría”. Días antes de la invasión, Putin visitó al dictador chino Xi Jinping y ambos declararon que su asociación estratégica “no tiene límites”. Sánchez, como hacen los principales líderes europeos, debería concentrarse en los nuevos riesgos y amenazas, pero no pidamos peras al olmo. Tiene demostrada incapacidad para asumir sus obligaciones como responsable de la Seguridad Nacional.

Retóricas para obviar el obligado aumento del gasto en defensa y asumir, como están haciendo los socios europeos, su repercusión en las finanzas públicas. Y explicarlo

En la Conferencia estuvo el Ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que participó en una mesa redonda para volver sobre el mantra de la defensa europea entendida como oposición a la OTAN y EEUU. Replicó la antigualla argumental que ignora lo obvio, que la seguridad de la UE es inseparable de la de los socios euroatlánticos y sería inviable sin los sistemas de inteligencia y capacidades militares de los norteamericanos. Retóricas -reproducidas en el Consejo del lunes- para obviar el obligado aumento del gasto en defensa y asumir, como están haciendo los socios europeos, su repercusión en las finanzas públicas. Y explicarlo.

El próximo jueves se votará en la Asamblea General de la ONU una resolución contra la agresión criminal de Putin para condenar y castigar a los agresores. La votación dibujará la geografía de una nueva guerra fría en la que, como demuestra la entrada de Suecia en la OTAN, no cabe la neutralidad. Los ucranianos “luchan por su patria y mueren por nosotros”, como ha explicado Manuel Valls. Los de la III Conferencia engañan a los españoles cuando proponen negociar contra los ucranianos, sabiendo que Putin nunca se sentará en una mesa de negociación si no es derrotado. Con la conquista de Crimea se contemporizó, con las consecuencias conocidas.

Múnich evidenció que el Gobierno sanchista ha convertido a España en internacionalmente irrelevante. Aún peor, en no fiable. Los aliados conocen en detalle que Sánchez es el líder de una coalición formada por enemigos declarados de la Alianza Atlántica que vetarán cualquier compromiso de gasto en defensa. Nadie duda que, cuando el presidente español alardea –“aquí estoy para dar la cara”- de su decisión de romper con esos socios, solo está haciendo teatro. Su cartel electoral para 2023 es “del desastre que veis los responsables son esos”. Así hasta diciembre, para, si los números dan, volver a gobernar con ellos.

Habrá que recordarlo: es inviable una Seguridad Nacional pactada con quienes se han declarado enemigos de España. Ni Sánchez puede lograrlo.

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