Opinión

Tezanos desvela la estrategia del PSOE

Tezanos ha puesto en marcha un discurso complementario para fortalecer los resultados de ‘su’ CIS, introduciendo el mantra del ‘voto oculto’ de la derecha y movilizar así al elector de izquierdas

  • José Félix Tezanos

La intención del último CIS de Tezanos y sus calculadas declaraciones posteriores solo sirven para descubrir la estrategia de comunicación del PSOE de cara a las elecciones. El sanchismo ha decidido que es más eficaz presentarse como ganador rotundo que titubeante, y no alentar el miedo en exceso a la derecha. Propiciar el pánico al que llega el enemigo, por contra, tiene un resultado incierto: da la vitola de ganador al otro, desmotiva a los propios o puede tirar el voto hacia los más radicales, los de Podemos.

La vitola de ganador da más votos que la de alarmista en tiempos de incertidumbre, y por eso el PSOE de Tezanos aparece como favorito con mucha ventaja. El contraejemplo es la desastrosa campaña de Susana Díaz en Andalucía, donde se basó en el miedo a Vox, pero no movilizó a los suyos, hizo propaganda inversa a favor de sus adversarios y ganó, pero no lo suficiente. A partir de ahí, los de Sánchez quieren extenderse por el centro y la izquierda. Veamos.

El PSOE quiere sacar votos tirando a Cs a la derecha para ganar el centro. Eso está siendo posible por varias razones. Primero, porque ha calado con facilidad la idea de las “tres derechas”. No en vano, han ocurrido tres cosas que lo certifican: el gobierno de coalición en Andalucía con el apoyo de Vox, la foto de Colón, y la negativa rotunda de Rivera a pactar con Sánchez. “Si no estás conmigo -ha comunicado el sanchismo-, estás con la derecha”.

Los ‘sanchistas’ saben que el esperado efecto de la vuelta de Iglesias no ha sido tal, que el caudillo podemita está quemado

Por otro lado, el PSOE quiere absorber a Podemos presentando un programa social ambicioso que deje en quimérico el de Pablo Iglesias y compañía. Los sanchistas saben que el esperado efecto de la vuelta de Iglesias no ha sido tal, que el caudillo podemita está quemado. A esto se suman los problemas internos y la fuga de las confluencias para dar un panorama negativo a la formación populista de izquierdas.

El principal interés del votante de izquierdas hoy son los derechos sociales, por encima de la economía y de la unidad nacional. Este es el campo de competición entre el PSOE y Podemos. No obstante, la lucha es desigual, porque la propuesta del sanchismo parecerá más real por ser gubernamental, e ir acompañada de los 'viernes sociales'. Es decir: realidades frente a sueños. Si, además, tenemos en cuenta que los derechos sociales son la prioridad para casi el 50% de los votantes de entre 18 y 24 años, el daño al electorado podemita puede ser grande.

Tezanos, además, ha puesto en marcha un discurso complementario para fortalecer los resultados de su CIS: la declaraciones contradictorias posteriores. El director del Centro ha dicho que no cree que el PP caiga tanto y que Vox sacará más de lo previsto. Para consolidar el argumento ha recurrido al mantra del “voto oculto”, que introduce una ligera desazón casi conspiranoica en el elector de izquierdas. El mensaje es que, a pesar de los números victoriosos, cabe una pequeña posibilidad, quién sabe, de que la “extrema derecha” se quite el embozo y vote a Vox por sorpresa. De esta manera, Tezanos no da carpetazo al recurso del voto por miedo, sino que lo suaviza.

La encuesta del CIS divide al centro-derecha en tres partes casi iguales. El objetivo está claro: no dar protagonismo a ninguna de ellas

El otro elemento de la encuesta del CIS que desvela la estrategia de comunicación socialista es la división del centro-derecha en tres partes casi iguales. El objetivo es no dar protagonismo a ninguna de ellas. De esta manera, se evita el voto útil (o estratégico) al PP, por ejemplo, y se alienta la competición entre ellas, lo que beneficiará al PSOE en el reparto de escaños según la Ley D’Hondt. Por eso ha sido un error que CS, PP y Vox no llegaran a acuerdos electorales para ir en la misma lista al Senado, al menos en aquellos sitios donde sin la suma se pierde la representación.

Esta estrategia socialista queda finalmente patente por la negativa de Pedro Sánchez a tener un debate cara a cara, a dos, con Pablo Casado en la televisión. No es que el socialista tenga miedo al líder popular, porque eso no encaja con lo que el presidente cree de sí mismo. El motivo es que no quiere que con ese debate el jefe de los populares adquiera protagonismo, que entre las “tres derechas” aparezca como la alternativa y concite así el voto útil.

Estas son, en resumidas cuentas, las intenciones tácticas del sanchismo a día de hoy, el encaje de las piezas que saca el PSOE utilizando las instituciones y calculando el interés particular. Los números salieron después.

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