Menos mal que se trata del artículo 155 de la Constitución y no del 69, que tantas fantasías sexuales evoca, porque el tembleque simbólico del PSOE en este último supuesto llegaría al paroxismo.
Y es que no resulta nada edificante ver al partido que más años ha gobernado España en democracia -21-, que hoy detenta el poder autonómico en Andalucía, Aragón, Extremadura, Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, Asturias y en cientos de alcaldías, bailar esta especie de yenka -ya saben, aquel viejo baile "izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás... un, dos tres"-; no resulta nada edificante, digo, ver a los socialistas liarse como se están liando con la aplicación del Estado de Derecho en Cataluña.
Podrían haber dicho desde el principio simplemente algo similar al Gobierno: que la suspensión de la Generalitat es solo una "hipótesis", que el Estado no renuncia a ella y que la usará solo si lo cree imprescindible para restituir la legalidad constitucional. Y añadir, porque es verdad, que el PP se equivocó luchando frontalmente contra el Estatut en 2006 y que Mariano Rajoy está obligado a abandonar la modorra de estos seis años y liderar la respuesta política para acabar con esta situación.
No resulta nada edificante ver a los socialistas liarse como se están liando con la aplicación del Estado de Derecho en Cataluña"
Bueno, para ser honestos, algo así dijo este lunes el portavoz socialista y alcalde de Valladolid, Óscar Puente... y se armó porque la mayoría de los medios, con buen criterio, lo contamos como cambio de un PSOE cuyo secretario general, Pedro Sánchez, señalaba este verano en su periplo televisivo que 155 no, nunca; jaleado por un Puente para el cual resultaba demasiado "cruento" y una Margarita Robles que inisistía en tono admonitorio: "Nunca sería una solución procedente y nunca la apoyaríamos".
Pues bien, como las palabras de Puente este lunes sonaron a que el PSOE abría la puerta a un escenario intervencionista tabú para ciertos sectores de izquierda, el partido volvió a cerrarse sobre sí mismo como un molusco; como si el miedo al que dirán Podemos y determinados círculos mediáticos le obligara a circular todo el rato en primero y mirando de reojo por el retrovisor.
En minutos, las sempiternas fuentes llamaron a los periodistas que habían cubierto la rueda de prensa de Puente para aclarar que el PSOE "nunca vetó" la aplicación del 155; horas más tarde era el propio Sánchez quien se movilizaba en privado para asegurar que "no se contempla"... Y en el colmo del disparate, ayer la portavoz del Grupo Socialista no solo volvió a la casilla de salida, sino que dio una nueva vuelta de tuerca de la que les va a ser difícil salir si llega el caso de aplicar ese 155. Al tiempo.
Como las palabras de Puente este lunes sonaron a que el PSOE abría la puerta a un escenario intervencionista tabú para ciertos sectores de izquierda, el partido volvió a cerrarse sobre sí mismo como un molusco"
"El Gobierno de la Nación lo que no debería hacer es esconderse por un lado detrás de la toga exclusivamente en Cataluña y tratar de pasarle la patata caliente al PSOE, que defenderá siempre la legalidad, pero la responsabilidad es del Gobierno de la Nación, y yo le pido que les diga a los ciudadanos de este país qué va a hacer, que ya está bien de no hacer nada durante tres años y de no saber en este momento si va a aplicar o no el artículo 155, si va a acudir a la Ley de Seguridad Nacional o a qué otra vía", Robles dixit.
Al margen del asunto de fondo, que el propio Gobierno no quiera aplicar esa "patata caliente" porque es, efectivamente, muy traumático... ¿Resulta serio que el principal partido de la oposición pida al presidente del Gobierno que revele su estrategia -supongo que compartida en privado con Sánchez- para desbaratarla dando pistas a Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y demás líderes del desafío secesionista?"
Respóndanse ustedes mismos.