El estreno de la esperadísima Interstellar ha provocado, de nuevo, la ira de los haters de Christopher Nolan. Bien es cierto que él mismo ha alimentado ese odio, ya sea con educadas y altivas declaraciones que enfatizan su ansia de profundidad, como con sus propias películas, siempre alargadas y orgullosas, como él mismo. Interstellar cumple todos los requisitos de Nolan, porque dura casi tres horas y porque todo en ella es simplemente IMPORTANTE y ENORME, así, en mayúsculas. A nosotros nos gusta, pero aprovechando la división de opiniones, tratamos de darle un par de vueltas al tema para averiguar por qué el británico es capaz siempre de encantar a una mitad... mientras enoja a la otra. ¡Despegamos!