Este uno de mayo, fecha de tantas resonancias político-sociales-reivindicativas, pero del ya lejano año de 1908, nació en un pueblo de Italia Giovannino Oliviero Giuseppe Guareschi, más conocido como Giovanni Guareschi. Tal vez fuese la humorada de sus progenitores al llamar “Giovannino” (Juanito) a un tipo que desde su mas tierna infancia mostró tendencia a la buena mesa y, en su lógica consecuencia, a un cierto embonpoint (perdón por el galicismo pero ya me dirán ustedes si no queda mejor así que acudir a los eufemismos de siempre: es robusto, grande, fuerte o -auténtico- repartido), lo que le hizo decidirse a buscarse la vida en las letras humorísticas. Porque, a decir de los que de esto saben, Guareschi tenía una pluma afilada y era un humorista. Es de suponer que con ello hacen referencia a su doble condición de periodista y escritor, mas tengo para mí que, si bien le agradaría el calificativo dado a su pluma, no estaría tan conforme con el estilo en que se encasilla su obra.