Los efectos del estallido de la burbuja inmobiliaria están llevando al sector a cifras nunca vistas desde hace más de 60 años. Las estimaciones apuntan a que este año se cerrará con algo más de 37.000 viviendas iniciadas, guarismos que no se daba desde mediados de los años 50. Mientras, el consumo de cemento en España se ha ido ya a sus cotas más bajas desde finales de los años 60.