Si has visto u oído hablar de las webcams de las playas, ciudades o emitiendo eventos en directo, las cámaras que te describimos a continuación se basan en la misma dinámica, pero están adaptadas a un ámbito doméstico o de PYME.
Se las denomina cámaras de video-vigilancia o, desde un plano más técnico, cámaras IP o cámaras cloud. Consisten en unos sencillos dispositivos que los instalas en cualquier sala o habitación y que sirven para ver a distancia todo lo que allí ocurra. Sólo precisan un cable, el de alimentación energética, porque para el resto de conectividad no necesita ninguno más. Así es, se conectan al WiFi de tu casa u oficina y, a partir de ahí, emiten al universo lo que ven. Y en ese universo estás tú, que desde un ordenador, móvil o tablet puedes ver lo que capta la indiscreta cámara, en vivo y en directo, ya te encuentres en el bar de al lado o en tu casa de la playa… de Florida. Tan sólo necesitas que ese ordenador, móvil o tablet (en lo sucesivo los concentraremos en el término móvil) tenga una conexión estable a Internet.
No, no todo el mundo podrá ver lo que pasa en tu salón, cocina o habitación de matrimonio, ya que para acceder a esa emisión debes introducir en el dispositivo de visualización un usuario y contraseña. Una sencilla aplicación se ocupa de todo. Te aseguramos que la instalación técnica de la cámara, el software y el registro es de una facilidad pasmosa.
A partir de aquí, echa a volar tu imaginación. Es un recurso magnífico para cuando te vas de vacaciones y no sabes si el portero hace algo más que regarte las plantas; si te encuentras de viaje y quieres ver a los tuyos mientras se te caen unas lágrimas; vigilar al abuelo, que no sabe dónde tiene la cabeza; por si la niñera, aunque lo niegue, ha invitado al novio; etcétera. Lo hemos enfocado desde un punto de vista simpático, pero las posibilidades de vigilancia son realmente serias, tanto en el ámbito doméstico como de oficina, despacho y empresa. Sí, una cuestión de seguridad. Por cierto, si tienes personal trabajando en tu casa u empresa, es obligatorio que les comuniques formalmente la presencia de una cámara de vigilancia.
Pero las virtudes de estas cámaras IP no se quedan ahí. La mayoría de modelos tienen detector de presencia, de modo que si advierten que algo imprevisto se mueve en la sala que ‘espían’, pueden mandar una alerta a tu móvil. Lo mismo si ‘oyen’ un ruido, que para ello tienen micrófono. También pueden grabar ese acto o puedes programar grabaciones. Además, ojo, tú desde tu móvil puedes hacer que esa cámara haga una foto de lo que observa en el momento que quieras
¿Cómo son las imágenes que recibes en el móvil? En los modelos de precio accesible para todo el mundo, la calidad es digna, aunque no sirven para, por ejemplo, identificar caras. Y es que su objetivo es que el usuario sepa si algo imprevisto ocurre en una sala, o confirmar que esa persona que debe estar en casa, está (y quien no debería estar, tampoco). Para ello, cuenta con una lente de tipo gran angular, es decir, que cubre mucha escena de la habitación. Lo ideal es instalarlas en lo alto de un rincón. Muchas de ellas disponen de LED infrarrojos, de modo que, aunque la habitación está a oscuras, también ‘ven’.
Encontrarás modelos fijos (no se puede variar el encuadre), con zoom (puedes acercarte al punto medio de la escena manejando la ampliación a distancia desde el móvil) y motorizadas (igualmente desde el dispositivo de recepción, dirigirás la cámara donde necesites). También las hay exclusivas para interiores y otras que resisten inclemencias medioambientales, es decir, que valen para exteriores. Te mostramos un par de modelos:
D-Link DCS-2332L
Es capaz de tomar fotos y vídeos en calidad HD, tiene visión nocturna y es apta para exteriores. Su precio ronda los 300 euros porque es uno de los modelos más capacitados, pero tienes alternativas de la misma marca que no llegan a 100 euros.
Best Buy Easy Home Sentinel
Incluye unos rotores mecánicos internos para hacer panorámicas por control remoto. Puede girar hasta 90º verticales y 270º horizontales y cuenta con visión nocturna. Cuesta 80 euros.