Guns N' Roses a la sombra de los carismáticos Aerosmith de Steven Tyler, Pearl Jam de los Red Hot Chili Peppers, Queen de Mott the Hoople o Jimi Hendrix de The Monkees. Los mejores artistas de la historia de la música no nacieron llenando 70.000 localidades de un concierto ni con carteles en los que su nombre aparecía con el letrero 'Sold Out'. Todos, y cuando se dice todos, es todos, comenzaron a gatear antes de andar y lo hicieron siendo teloneros de los grandes de su época. Los españoles también, Loquillo lo fue de los británicos The Who o Leiva de los Stones o U2. Los amantes de la música en directo están acostumbrados a ver a los artistas encima del escenario, el estereotipo indica que están viviendo de algo que les apasiona, pero, qué hay detrás de grupos consolidados no siempre se conoce.
Los inicios de los músicos son duros y los procesos para ser elegidos, a veces costosos. Altavoz ha hablado con las dos caras de la moneda, el grupo del barrio de Malasaña Mamita Papaya y el director artístico del festival Noches del Botánico, Julio Martí. Las opiniones sobre los músicos teloneros son distintas depende de a quién se pregunte. Todos coinciden en que es una buena oportunidad para salir del anonimato, pero a veces los músicos solo se llevan de recompensa los aplausos o incluso hay grandes artistas que no quieren compartir escenario.
La banda formada por Pablo Caraballo, Javier Villafuerte, Ignacio Palop, Luis Mora y Jorge Gimeno ya tiene su público propio y una "cierta andadura", pero afirma que "nunca se deja de ser telonero" y eso, para los madrileños, es bueno para "darse a conocer". "Hay que entender que el espacio entre lo que se llama telonero y cabeza de cartel es amplísimo", añaden. Fuentes dedicadas a la música afirman que, en la mayoría de los casos, los artistas que comienzan su carrera como músicos no se quedan ahí, es un método para desarrollar su carrera y, personas que viven el día a día con músicos que empiezan lo consideran una suerte.
Martí "odia" la palabra telonero: "son artistas invitados". Martí no es solo director del festival, lleva más de seis mil conciertos a sus espaldas y, amante del jazz, ha contado con nombres como Miles Favie, Keith Jarret, Bill Evans o Sonny Rollins. Cuenta otra realidad detrás de lo que se ve en el escenario. Los teloneros no están tan valorados como los cabezas de cartel: "No creo que lleguen a mileuristas la mayoría", dice. Los de Mamita Papaya lo corroboran y añaden que "tristemente hay más de un cabeza de cartel mileurista de la música". La otra fuente de este gremio apunta que la realidad no es tan negra, ellos tienen sus propios conciertos en salas o lugares más pequeños, dice. "A lo mejor pueden llenar un espacio de 600 personas, pero no de 5.000 y para eso es necesario que primero empiecen desde abajo", añade.
Permite ver cómo responde un artista nuevo ante la audiencia o incluso tener un grupo dispuesto a tocar a cambio de nada delante de su artista favorito"
Cómo se eligen los artistas invitados es un hecho que tampoco muchos conocen. Martí cuenta que el proceso no es muy complicado pero sí lleva su tiempo, más con un festival que abarca casi un mes entero en verano y que cuenta con una actuación por noche. Sin embargo, la situación es más cruda de lo que parece. "La elección depende en primer lugar de si tienen enchufe en la organización", dice Martí. "Tener visibilidad, que permite ver cómo responde un artista nuevo ante la audiencia o incluso tener un grupo dispuesto a tocar a cambio de nada delante de su artista favorito", añade.
En el caso de Noches del Botánico, la organización se encarga de advertir a los grupos que los artistas invitados serán nacionales. "Algunos ya tienen grupo para abrir vinculado o al grupo o al sello discográfico", asegura. Si no tienen, "se les envía material de los grupos para que ellos decidan el artista adecuado", señala. Por lo tanto, la elección depende de la compañía discográfica, del interés que tenga el mánager o del propio artista. En este punto, Martí asevera que a veces el problema viene por parte de los cabezas de cartel: "Muchos artistas no quieren a nadie actuando en su mismo escenario por todo tipo de razones, generalmente, bastante egoístas".
Mamita Papaya, de música fusión con toques surf, reggae y folk, señala que "la mayoría de los teloneros suelen llevarse un pequeño porcentaje de los bolos" y, aunque no es lo óptimo, todos han pasado por eso. Afirman que no se trata de retroalimentar los trabajos mal pagados, pero que en muchas ocasiones "el reporte no es tanto económico como de reconocimiento". Además, si se les pregunta si la vida como teloneros compensa, lo tienen claro: "La vida de telonero compensa siempre y cuando la música no sea más que un hobby". El principal fin de la contratación de artistas invitados es la promoción, es como cualquier profesión, añaden, hasta que uno puede dedicarse a ello tiene que haber una trayectoria, pero gracias a esta promoción la gente puede empezar a conocer a un músico, sin ello, sería más complicado.