Un chat secreto de WhatsApp, guardar contactos con un nombre falso en la agenda, escribirse con alguien a través de las redes sociales, o relacionarse a través de determinadas plataformas de citas con otra persona que no es la pareja... de eso van los pequeños engaños, apenas a un paso de la infidelidad.
"En las sesiones de terapia de pareja, me doy cuenta principalmente que el micro engaño es básicamente coquetear en la red”, explica Bettina Steingass, experta en terapia de parejas de Fráncfort.
Pero, ¿mantener estos pequeños engaños es ser infiel? Para muchas parejas, el límite es fluido y muy personal. “No existe una norma para ello”, explica el terapeuta sexual y de parejas Robert Coordes, del Instituto para la Dinámica de las Relaciones de Berlín.
El engaño, diferente en cada pareja
Steingass también está convencida de que muchas parejas tienen que definir sus propios límites: “El engaño es percibido de manera diferente por cada pareja. Ésta determina en última instancia cuando un comportamiento es un engaño”.
Así que no hay ninguna regla empírica que diga que la infidelidad comienza con algo físico. La mayoría puede estar de acuerdo con la noción abstracta de que la infidelidad comienza cuando se rompe la confianza en la relación de pareja. Sin embargo, no hay nada en contra de coquetear ocasionalmente.
“Al principio, esto es solo una expresión de vitalidad y también una forma de reducir la tensión”, explica Coordes. Sin embargo, un coqueteo podría dañar una relación muy insegura, ya que a menudo es el resultado de una insatisfacción con la relación.
Puede ser una crisis personal o profesional
El significado emocial del coqueteo también es una cuestión importante. El coqueteo virtual puede ser más vinculante que uno en la caja del supermercado. “Si estoy en la fila de la caja y me doy cuenta de que alguien me observa y le devuelvo la mirada, aunque me pase a menudo, es más inocente que enviar mensajes subidos de tono una y otra vez”, explica Steingass.
Sin embargo, los pequeños engaños no siempre surgen de la insatisfacción dentro de la relación. “Puede estar relacionado con una crisis personal o profesional”, explica Melanie Mittermaier, experta en relaciones.
A menudo, la clandestinidad es como una especie de distracción. El flirteo puede ocurrir en relación con un golpe del destino. “Esta vivacidad a la que transporta un flirteo, a veces funciona como un antídoto frente a la muerte y el sufrimiento”, asegura la experta.
Es necesario conversar
Mittermaier aconseja meditar sobre lo que uno quiere de una relación de pareja: “¿Mi objetivo es mantener mi relación, o es averiguar si todavía quiero esta relación?”. Si las personas afectadas notan un cambio en su pareja, deben comunicarse y hablar abiertamente sobre sus propios sentimientos, según ella.
Es aconsejable no recurrir a acusaciones, ya que la pareja puede sentirse controlada y creer que debe rendir cuentas cada vez que usa su teléfono móvil. Y eso normalmente causa aún más distanciamiento, afirma Mittermaier.
Coordes aconseja, en cambio, preguntar cómo le va a la pareja y, al mismo tiempo, compartir sus propias observaciones y temores. Para ello basta con ser concreto: “Tengo la sensación de que estás mucho con tu compañera de trabajo. ¿Estás bien conmigo ahora mismo?”. Conversar puede desactivar el conflicto y conducir a un intercambio respetuoso y abierto de pareceres sobre los sentimientos de cada uno.