Pep Guardiola atraviesa por su peor momento en el Manchester City. Después de un arranque fulgurante sumando diez victorias en sus diez primeros partidos, en los siguientes 15 sólo ha conseguido cuatro triunfos, mientras cosechaba hasta cinco derrotas ante rivales insignes como Tottenham, Barcelona, Manchester United, Chelsea y Leicester.
La racha se cortó ante se cortó en Champions ante el Celtic de Brendan Rodgers (3-3). Cuatro días sucumbió ante los spurs y desde aquello ha caído en la clasificación de la Premier hasta la cuarta plaza, a cuatro puntos del líder Arsenal, tras sumar un preocupante balance de 12 de 27 puntos posibles en sus nueve últimos partidos.
El pasado fin de semana el City fue goleado por un Leicester en el que explotó su estrella, el delantero James Vardy, que cortó una sequía de 17 partidos sin anotar en todas las competencias, logrando un sonado triplete. La dura derrota ha puesto en cuestión una de las últimas modificaciones tácticas de Guardiola, la defensa de tres con Otamendi, Kolarov y especialmente Stones haciendo aguas. El central, por el que el City pagó más de 50 millones de euros, es uno de los señalados desde la grada y los medios como culpables de la fragilidad defensiva de los citizens.
El otro es Claudio Bravo que desembarcó en Manchester ya estigmatizado por la tumultuosa salida del internacional inglés Joe Hart. Bravo ha encajado 27 goles en 25 encuentros, presentando solo cinco clean sheet (portería a cero). La decisión de Pep de excluir a Hart, hoy en la Roma, fue duramente criticada por diarios como The Guardian: "La brutal exclusión de Hart por parte de Guardiola es una de las decisiones técnicas más equivocadas en la historia reciente de la Premier League". Y en estas semanas en las que los resultados no han acompañado, las críticas se han centrado en las desconcertantes actuaciones del chileno. Para muestra, un botón. The Mirror: "La decisión de reemplazar a Hart por él fue una locura. El City vive un infierno en la portería".
Precisamente en ese diario aparecieron unas declaraciones del ex jugador Stan Collymore, en las que declaraba: "Quizá gane una Premier League, pero se deberá a que gastará otros 200 millones de libras, sumadas a las invertidas este pasado verano con fichajes como el de Bravo, Stones, Sané, Gündogan o Nolito. Se está engañando si piensa que no necesita enseñar a entrar o pelear en el uno contra uno en los entrenamientos. Si no lo hace se volverá con el rabo entre las piernas".
Pep se mantiene férreo en su planteamiento y advierte: "No cambiaré mi estilo. Jugaremos como creo, y aunque cometamos errores no puedo hacer algo que no sienta. Mi trabajo es minimizar lo que nos ha condenado, pero quiero jugar como en los primeros minutos ante el Chelsea" Respecto al riesgo asumido con la defensa de tres, afirma que "de ninguna manera hay que cambiar el estilo. Jugaremos como lo sienta. Creo en la forma en la que me gusta jugar, lo siento. Si no lo hago bien, el presidente decidirá, pero no hay forma de que cambie. Pensé que quizá me costaría menos adaptarme, pero estoy seguro de que pasará. Si hay gente que quiere que falle, no puedo decir nada. Ferguson, mi ídolo, tardó once años en ganar la liga. El Liverpool, un club histórico, lleva muchos años sin ganar. Dadme tiempo". Pero la prensa no parece dispuesta a ello.
No lejos de allí Mourinho, que casualmente ha cosechado los mismos registros en los primeros 25 partidos, 14 ganados, 6 empatados y 5 perdidos, vivió sus peores momentos hace unas semanas, tras sufir una sonrojante goleada ante el Chelsea (4-0). Aquel día la prensa inglesa lo rebautizó como The Humillated One. Al portugués, no le han dolido prendas a la hora de señalar en varias ocasiones a su vestuario como culpable de la mala racha de resultados. Y una vez estabilizado el equipo en la Europa League, donde se clasificó segundo de grupo en la última jornada, ha vuelto a exhibir su conocido oportunismo para cargar contra los "Einsteins" del fútbol. Eso sí, el United es sexto, a seis puntos del City, y de los últimos cuatro partidos de la Premier solo ha ganado uno. Bajan las aguas revueltas en Manchester.
