En medio de los campos amarillos de Antonio Machado, a menos de dos horas de Madrid y a una de Valladolid, se encuentra la capital del mudéjar vallisoletano: Olmedo, una villa por la que durante algunos siglos pasaron cristianos, judíos y musulmanes dejando en sus arquitecturas y construcciones un catálogo monumental que uno de los bienes más preciados hoy día de la localidad.
Además, Olmedo es llamada 'la villa de los sietes' dado que, por su magnificencia, cuenta con siete iglesias, siete conventos, siete plazas, siete fuentes, siete arcos de entrada en sus murallas, siete casas nobles y siete pueblos en su alfoz. Una escapada que vincula el arte, la historia y la cultura con la desconexión, el relax, el buen comer y el autocuidado de cuerpo y mente. Olmedo lo tiene todo y estos son los motivos por los que escaparse a visitarla.
Epicentro dramático
El pueblo de Olmedo es especialmente conocido por su Festival de Teatro Clásico. Cada verano, durante de diez días, la Villa del Caballero de Olmedo —como la obra de Lope de Vega— se transforma en el epicentro de los amantes del teatro. A lo largo del festival, la villa ofrece la posibilidad de asistir a un número importante de propuestas escénicas que se completan con otras actividades relacionadas con la temática como los cursos de análisis e interpretación actoral.
Capital del mudéjar
La llamada capital del mudéjar tiene en la misma villa el Parque Temático del Mudéjar de Castilla y León, un museo al aire libre donde se exhiben, a lo largo y ancho de 15.000 metros cuadrados, 21 réplicas a escala 1:6 y 1:8 de edificios mudéjares de Castilla y de León obra del pintor y artesano local Félix Arranz Pinto.
Lo interesante de este espacio, además de reunir toda la muestra de la Comunidad Autónoma es la minuciosidad de las reproducciones, pues han sido realizadas con los mismos materiales que los edificios originales. Entre las obras se encuentra el castillo de la Mota liliputiense, la fortaleza de Coca o las iglesias de San Miguel y de San Andrés.
Retiro de descanso
Además de la cultura y la historia que rodean la villa de Olmedo, este pueblo tiene otro punto a favor para su visita: el alojamiento de Castilla Termal Olmedo, un hotel termal levantado sobre las ruinas del antiguo convento de Sancti Spiritus, del siglo XII, en el que dejarse mimar y cuidar por dentro y por fuera.
Con tan solo entrar al edificio, el huésped percibe un aura especial al encontrarse en esta joya arquitectónica de la villa que aún conserva el espíritu del convento. Y es que, entre sus espacios —y otros añadidos modernos—, se distribuye poco a poco el hotel: la planta de la iglesia, por ejemplo, es el vestíbulo principal, y el que fuera el antiguo claustro del Convento de Sancti Spiritus acoge hoy día la piscina interior.
Sus habitaciones —que todas tienen vistas a los jardines del hotel y algunas de ellas están construidas sobre las antiguas celdas del convento en las que durmieron Santa Teresa de Jesús o la reina Juana I de Castilla— son el lugar al que ir a relajarse y descansar en una escapada a la villa.
El colofón del viaje lo pone el área wellness —con cabinas de tratamientos, piscinas termales y experiencia de contrastes— donde el agua termal es el hilo conductor. Y es que, en cada uno de los hoteles de Castilla Termal el equipo desarrolla protocolos específicos que se adaptan a la historia y las peculiaridades de la zona: en el caso de las aguas mineromedicinales que emanan del Manantial de Sancti Spiritus, por su composición, están catalogadas como hipotermales de mineralización fuerte y cloruradas sódicas. Además, entre sus experiencias se encuentra la del Patio Mudéjar, que se ubica en la antigua cocina de las monjas Bernardas y está ambientada en el arte mudéjar castellano con una reinterpretación del patio del Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas en el pediluvio.
Para completar la experiencia, el hotel Castilla Termal Olmedo ofrece actividades con las que completar la estancia como la visita a la villa romana de Almenara Puras, la visita a La Cruz del Pobre —donde muestran el proceso de elaboración del queso y se hace una cata con cinco variedades— o la visita a algunas de las bodegas de la zona como La Mejorada o Bodegas De Alber