Finales de 2010. La crisis de las cajas está en plena efervescencia tras la intervención de Cajasur y los test de estrés europeos que pusieron el foco sobre España. Caja Madrid, una de las entidades que más preocupaban del sistema, negociaba su fusión con Bancaja y otras cinco cajas, apoyada con ayudas públicas.
Por si fuera poco, se avecinaban despidos en masa de todas las cajas, por lo que el Banco de España pidió a la cúpula de Caja Madrid, entonces presidida por Rodrigo Rato, “la reducción del sueldo de los directivos como forma de flexibilizar (reducir) el número de bajas de personal”, según nuevos documentos internos enviados por el Banco de España a la Audiencia Nacional, a los que ha tenido acceso Vozpópuli. Era una sugerencia por su “factor ejemplarizante”, no una imposición.
Pero cayó en saco roto. Salvo alguna pequeña bajada como la de Rato (pasó de 2,76 millones en Caja Madrid en 2010 a 2,436 millones en 2011 en Bankia), las remuneraciones de los directivos de la entidad siguieron en niveles millonarios hasta que el Gobierno impuso limitaciones en 2012. Entonces, según se investiga en el juicio de las tarjetas black, podrían haber buscado vías para saltarse estos topes.
Sin mención a las preferentes
Éstas son algunas de las conclusiones de los nuevos papeles internos del Banco de España enviados al caso Bankia, que ponen de manifiesto lo mismo que los anteriores: el desgobierno, mala gestión y sueldos desproporcionados que había en Caja Madrid, antes de su fusión con Bankia. Esta documentación ha sido aportada dentro de la pieza separada de las preferentes de la caja madrileña.
Las 500 páginas de documentos repasan gran parte de la documentación que usaron los inspectores del Banco de España para supervisar Caja Madrid entre principios de 2009 y finales de 2010. Pero estos ficheros pasan de puntillas por el asunto que habían sido solicitados: la macroemisión de preferentes de 3.000 millones de Caja Madrid en junio de 2009.
BdE se opuso a que Caja Madrid pagara un bonus de 300 millones a su plantilla "con ayudas públicas de por medio"
Junto a la petición desoída de rebajar los sueldos, el Banco de España también estaba muy preocupado por el bonus que la caja iba a repartir entre sus directivos y empleados a finales de 2010. Así lo expresó el jefe de inspección, José Antonio Casaus, al interventor general de Bankia, Antonio Román: “Nos resultaría muy difícil de entender que se pagara ese bonus y, en todo caso, que íbamos a pedir que se justificara y que alguien se responsabilizara. Porque, con las ayudas públicas de por medio, el asunto requiere otra dimensión”, explicaba en un correo Casaus.
Aun así, Román insistió en lo contrario: “Primero me dijo que hasta el 31 de diciembre no había ayudas públicas y le repliqué que sí estaban pedidas desde junio. Y luego me dijo que él había propuesto (creo que dijo al presidente) que se pagara un 20% [no sé en virtud de qué lo del 20% porque en teoría o se cobra el 0% del bonus, o el 100%]”, exponía Casaus.
Falseamiento
La discusión sobre este bonus (eran dos, el cuatrienal 2007-2010 y el variable de 2009) llegó hasta el punto de que Casaus sospechó que Caja Madrid estaba falseando los parámetros sobre los que se calculaba el pago: “Se utiliza una cifra de beneficio corregida [el subrayado es de Casaus] de algunos saneamientos que se atribuyen a Banco de España. Les recordamos que la necesidad de la provisión se deriva de la realidad –normalmente tozuda- por la que atraviesa la entidad”.
“En el caso de cumplimento de objetivos, su importe global a cobrar por toda la plantilla estaría entre 200-300 millones (equivalentes aproximadamente al 10% de las ayudas a recibir del Frob). Sospechamos que sería muy difícil su consecución (especialmente si se cumplen escrupulosamente los requisitos para su cobro. La entidad, hasta este momento, ha sido muy opaca en este aspecto”, añadía Casaus.
Rato también ignoró una petición del BdE para que fichara a un número dos con experiencia bancaria
Otro de los aspectos en los que Rato ignoró al Banco de España es en el fichaje de un número dos con más experiencia en banca. Antes de su incorporación a Caja Madrid, a principios de 2010, el regulador señalaba que “creemos que la presidencia ejecutiva debería complementarse por una dirección general con experiencia bancaria reconocida (esquema La Caixa), que permita una gestión profesional”. Este puesto no se cubrió hasta mediados de 2011 con la incorporación de Francisco Verdú, procedente de Banca March.