La delegación germana, compuesta por siete parlamentarios del partido de Angela Merkel, del SPD, de la izquierda regional de Baviera y de los Verdes, se entrevistó ayer durante hora y media con los portavoces españoles de la Comisión del Pacto de Toledo, a los que sometieron a un tercer grado sobre la reforma de las pensiones. Acababan de llegar de Barcelona, donde han tomado también la temperatura a la pulsión soberanista de CiU, y en su agenda han introducido una visita al Consejo Económico y Social, que también hicieron ayer, al Banco de España y al equipo económico del Gobierno.
La delegación alemana se quedó pasmada ante la posibilidad de que 60.000 millones de euros estén escondidos en España bajo al economía sumergida
El jefe de la delegación se llama Max Strunbinger y representa a la coalición de Gobierno integrada por la CDU y los democristianos de la CSU. Como enviado de los socialdemócratas del SPD ha venido Ofmar Schreiner. Su interés se centró ayer en conocer el nivel de consenso que reúne en España una reforma más radical de las pensiones, teniendo en cuenta que es una de las principales exigencias de los grandes fondos de inversión internacionales y de los acreedores, preocupados por el cobro de la deuda. Los alemanes se marcharon del Congreso con la impresión de que en el Parlamento español no hay unanimidad sobre los cambios pendientes, ya que la diputada socialista Isabel López Chamosa acentuó su contrariedad con los pasos que quiere dar el Gobierno para ampliar la edad de jubilación y eliminar el IPC como referencia única para actualizar las pensiones. Menos mal que los interlocutores del PP en la reunión, Eugenio Azpiroz y Carmen Álvarez coincidieron en su diagnóstico y pudieron salvar un poco la situación.
La delegación alemana acababa de reunirse con los miembros del Consejo Económico y Social y se mostró espantada por un dato que desconocían y que les produjo alarma: en España puede haber hasta 60.000 millones de euros metidos en la negra capa de la economía sumergida. Si el país es tan volátil en el marcaje de los objetivos de déficit y, encima, es tan ineficiente en el cobro de los impuestos, a los ojos de los germanos ha quedado introducido en el mismo saco que Grecia. Esta es, al menos, la impresión con la que se despidieron nuestros ilustres visitantes después de testar las opiniones de sus interlocutores.
Los diputados españoles alertaron a los ilustres visitantes de la importancia que tiene que el núcleo duro de Europa ponga orden en el actual desconcierto
En la reunión con los parlamentarios salió también el ‘banco malo’ y la reforma laboral. Ellos, en Alemania, recordaron, también tuvieron que encarar cambios en la legislación laboral en la etapa de Gerhard Schöeder y lo hicieron sin el acuerdo de los sindicatos. La parlamentaria socialista fue la que más hincapié hizo en que cualquier reforma de esta naturaleza debe contar con el respaldo de los agentes sociales, que diría Zapatero.
Los diputados españoles no desaprovecharon la ocasión para cantar también las cuarenta, siempre en un tono educado, al Gobierno de Merkel y a la Troika comunitaria. Fue el portavoz de CiU, Carles Campuzano, el que con más brillantez transmitió a los alemanes el mensaje de que por muchos ajustes que hagan España y el resto de los países del sur, no conseguirán levantar cabeza si el núcleo duro de Europa no empieza a obrar con orden y cordura. Los alemanes del SPD les dieron la razón, algo es algo.