El crédito al consumo comienza a dar las primeras señales de alarma dentro de la banca española. En el segundo trimestre de 2020, los créditos dudosos relacionados con el área más sensible de este segmento se elevaron hasta los 2.500 millones de euros, un 27% más que en el trimestre anterior, lo que supone situarse en niveles de 2011, según datos del Banco de España consultados por Vozpópuli.
La cartera total de crédito vinculada a los bienes de consumo duradero se elevó también en el mismo trimestre hasta los 59.826 millones de euros, un 2,2% más que en el trimestre anterior. Este incremento evidencia que el aumento producido en los créditos dudosos guarda relación con la actual crisis económica que ha provocado el coronavirus y no con un eventual crecimiento de la cartera total de la banca.
El Banco de España viene alertando del riesgo que supone este tipo de préstamos. Sobre todo, por su tendencia al alza de los últimos años. El regulador ya pedía en el informe financiero de verano un aumento de la vigilancia de estos préstamos, así como de un mayor seguimiento de "las entidades más dinámicas en este segmento".
Se considera que un préstamo es dudoso cuando pasan más de 90 días sin que el prestatario pague el principal o los intereses. Los préstamos dudosos también se conocen como préstamos con incumplimientos (NPL), tal y como destaca el Banco Central Europeo (BCE).
¿Por qué son un problema para las entidades de crédito?
Un préstamo normal proporciona a una entidad los ingresos por intereses necesarios para obtener beneficios y conceder nuevos préstamos. Cuando los prestatarios no cumplen los plazos acordados durante 90 días o más, la entidad debe provisionar más capital dando por supuesto que no se devolverá el préstamo. Esto reducirá su capacidad de conceder nuevos créditos.
Para que a una entidad le vaya bien a largo plazo, y pueda seguir obteniendo beneficios con la concesión de nuevos créditos, tiene que reducir al mínimo sus préstamos dudosos.
Si una entidad de crédito tiene demasiados préstamos dudosos en su balance, su rentabilidad se resentirá porque no podrá obtener suficiente dinero de su actividad crediticia. Además, necesitará reservar una cierta cantidad de dinero por si necesita sanear totalmente el préstamo en un momento determinado.
Aumento de la morosidad
La morosidad de la banca española también se elevó en julio hasta el 4,72%, desde el 4,67% del mes anterior, debido a la caída del crédito concedido por las entidades financieras, con lo que registró su primera subida de 2020. Según los datos publicados este martes por el Banco de España y recogidos por EFE, correspondientes a los meses de junio y julio, el saldo del crédito bajó al finalizar este último mes a 1.225 millones de euros, desde los 1.241 millones alcanzados en junio, en pleno estado de alarma, y gracias a medidas de apoyo a la economía como avales y créditos ICO.
La morosidad de la banca, que incluye a los grupos creados por antiguas cajas de ahorros y las cooperativas de crédito, en su mayoría cajas rurales, se elevó también en julio hasta el 4,64% desde el 4,59% del mes anterior, que fue su nivel más bajo desde junio de 2009.
Aunque haya empeorado frente al mes anterior, el ratio de mora sigue contenido gracias a las citadas medidas de estímulo aprobadas por el Gobierno para tratar de mantener en marcha la economía, afectada por la pandemia, y también a las moratorias para hipotecas y préstamos de consumo que después fueron ampliadas de forma voluntaria por las propias entidades.
Gracias a estas ayudas, muchas familias redujeron temporalmente la cuota mensual de sus créditos, al pagar solo intereses, con lo que aplazan e, incluso, evitan ser considerados morosos, condición que se da cuando han pasado al menos 90 días desde el primer impago.