El presidente del grupo Airbus, Patrice Brégier, ha defendido que el accidente del A400M en Sevilla no se debió a un error de concepción de este avión militar, sino que las causas pudieron ser los procedimientos de los vuelos de prueba o la aplicación de esos protocolos.
Preguntado en una entrevista radio-televisada por iTélé y France Inter sobre el hecho de que una actualización intempestiva del programa informático que gestiona los motores desencadenara la avería que condujo al siniestro, Brégier ha destacado que "de entrada eso significa que no se cuestiona la concepción del avión". Además, ha añadido que hubo o "bien una debilidad en los procedimientos de prueba del avión", ya que la tragedia se produjo en la primera prueba, o "bien un problema que procedía de la aplicación de esos procedimientos".
El "número uno" de la empresa no ha hecho alusión explícita a fallos en el proceso de ensamblaje en la planta de Sevilla
El "número uno" de la empresa no ha hecho alusión explícita a fallos en el proceso de ensamblaje en la planta de Sevilla, como sí lo había sugerido el responsable de estrategia, Marwan Lahoud, en una entrevista al diario alemán Handelsblatt. Pero su confirmación implícita de que la avería tuvo su origen en el programa informático ECU, encargado de regular la potencia de los motores en función de las señales que le envía el piloto, apunta a un error humano, probablemente a que ese programa no se cargó adecuadamente en el A400M que se estrelló.
Brégier insistió en que los equipos de la división de defensa de Airbus -de la que dependen los aviones militares- van a examinar "muy de cerca" todas esas cuestiones y recibirán de la dirección "todo (el) apoyo". A la pregunta de si un error de ensamblaje como el que se vislumbra en el accidente de Sevilla podría ocurrir también en un avión de transporte civil, el presidente de Airbus dijo que "sacamos las consecuencias cada vez que se produce un accidente así, o incluso un incidente". Y subrayó que "en los últimos 20 años no se ha producido ningún problema en Toulouse", donde se centralizan las pruebas de los aviones comerciales civiles.