¿Información privilegiada o un simple whishful thinking? Lo cierto es que ayer los mercados europeos perdían terreno de nuevo de manera firme, continuando con el desolador tono del martes. Las principales plazas de la eurozona (con mención especial para España e Italia), la deuda y la moneda única caían con fuerza, reflejando de nuevo el movimiento de salida de activos denominados en euros. Sin venir a cuenta, los mercados se dieron la vuelta y acabaron claramente en positivo. ¿Qué ocurrió? La cosa va de inyecciones de liquidez y eurobonos. JP Morgan puso fechas y cifras.
En una nota interna, el analista Greg Fuzesi, del banco estadounidense que actualmente está en el ojo del huracán por sus pérdidas con derivados, dijo lo que todo el mundo quiere escuchar, aunque es negado sistemáticamente por Angela Merkel y el propio Mario Draghi: que el Banco Central Europeo (BCE) “responderá de manera exponencial a la actual situación”. Y eso sólo puede significar una cosa: más liquidez. Lo dijo en una nota que primero se extendió por los mercados y poco a poco fue apareciendo por publicaciones especializadas.
En julio, no antes
Según el experto de JP, no parece que el BCE vaya a anunciar nuevas medidas de liquidez en su próxima reunión del mes que viene, “hasta que no tenga clara la efectividad de sus herramientas”, en relación a las mega inyecciones del Long Term Refinancing Operation (LTRO). Julio, sin embargo, ofrecerá una mejor visión periférica al organismo, entre otras cosas porque ya habrán tenido lugar las elecciones de Grecia. Es aquí cuando “prevemos el anuncio de un nuevo LTRO”, que sería la antesala de “una nueva bajada de tipos de interés en septiembre, de 25 puntos básicos”. Todo eso, a pesar de que el BCE sigue negando que implementará más medidas expansivas.
La nota de JP provocó un vuelco en los mercados, tal como refleja el portal financiero Zerohedge, que atribuía el repunte repentino del euro a esta información. La fuga de capitales de la eurozona había llevado a la moneda única a los 1,2525 dólares por unidad, desde los 1,2590 de la apertura de las plazas financieras del viejo continente. Pero posteriormente, rebotó y logró acabar la jornada europea cerca de las cotas de apertura.
Lo mismo pasaba en Bolsa. El Ibex se dejaba un 1% al poco rato de abrir, fijando un mínimo diario de 6.357 (el cierre previo eran 6.440) pero finalmente acabó en 6.534, un 1,46% al alza, pero realmente un 2,7% desde los mínimos. El EuroStoxx 50 siguió un camino parecido.
En deuda el comportamiento fue similar. La rentabilidad subía hasta casi el 6,30% desde el 6,20%, para acabar recortando posiciones hasta el 6,15%. El maná de la liquidez del BCE hizo que relajaran las tensiones aunque sólo fuera temporalmente. Pero dar la vuelta a una sesión a la baja significa hoy superar una jornada de pesadilla. Los días en los que sube la Bolsa y baja la deuda valen su peso en oro, aunque sólo sea por la sensación de momentáneo alivio que permiten a los Gobiernos. Los políticos están peleando la crisis día a día; hora a hora, casi y 24 horas de tranquilidad se agradecen.
De momento, sólo Rajoy y Mario Monti piden, con mayor o menos grado de intensidad, ayudas monetarias, como la actuación del BCE o los eurobonos. El actual primer ministro italiano dijo ayer en Roma que estos activos “no tardarán muchísimo” en llegar. JP apuesta por las inyecciones de dinero en vena: serán antes del periodo estival, según sus cálculos.
Es de desear que la información de JP tenga base real y no tenga que ver con esas posiciones largas o cortas que tanto están manejando ahora las entidades anglosajonas contra activos de una Eurozona en sus horas más bajas.