El presidente de ACS, Florentino Pérez, compareció a finales del pasado julio ante los analistas y mencionó en no menos de media docena de ocasiones que el futuro y “lo más ilusionante” del grupo estaba en Hochtief. Pero nada mejor que los hechos para ilustrar una intención. La compañía alemana anunció durante el fin de semana que el consejo de supervisión, su máximo órgano ejecutivo, se reunirá mañana para aprobar la dimisión del consejero delegado, Frank Stieler, y su sustitución por Marcelino Fernández Verdes.
De esta forma, el grupo español logra el que ha sido su objetivo desde que se hizo con la mayoría del capital de Hochtief, producto de la OPA lanzada a finales de 2010. ACS ya maniobró para situar a Fernández Verdes, ex de Dragados, en la comisión ejecutiva de la empresa alemana, aunque con el cargo de director de operaciones. Fue simplemente un paso intermedio para alcanzar el premio gordo, el puesto de primer ejecutivo que consolidará a ACS en el timón de mando de Hochtief.
Como ya avanzó Vozpópuli en el mes de mayo (ver noticia relacionada), la intención de ACS desde que comenzó a articular su salida del capital de Iberdrola fue centrarse en avanzar en el proceso de fusión con Hochtief aunque para ello tenía una dura tarea por delante, especialmente con los puestos directivos.
Una vez controlado el consejo de supervisión, al menos en cuanto a la parte de los representantes de los accionistas (otra historia será la de los representantes de los trabajadores), los siguientes pasos se dirigieron hacia la comisión ejecutiva, en la que pasarán a estar presentes desde lo más alto.
Incertidumbre en Alemania
La maniobra ha sido recibida en Alemania con inquietud. Algunos medios germanos reflejaban ciertos temores a que la llegada de Fernández Verdes al cargo de primer ejecutivo de Hochtief significara poner la proa hacia un progresivo troceo de la empresa con el fin de vender determinadas divisiones y obtener liquidez, un preciado trofeo para ACS dada su delicada situación financiera.
Un temor que ha sido una constante desde que el grupo español aterrizó en Hochtief, junto con el de las dudas sobre el mantenimiento de los puestos de trabajo.