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Los orígenes de Bluesky, ¿la alternativa a X?

La compañía, uno de los principal rivales de la antigua Twitter, nació como un intento de dar a los usuarios un control total de su identidad online

  • Un teléfono móvil con la aplicación de Bluesky. -

Ya contamos en su momento el origen de Twitter, esa red social que siempre ha estado implicada en polémicas dada su influencia. Esto hace que, como les pasa a otros medios no rentables, incluso tradicionales,  sea codiciado por muchos. Uno de ellos fue Elon Musk, que lo adquirió y le cambió el nombre a X. Otros han optado por crear alternativas, como Mastodon en 2016, Threads en 2023 o Bluesky, que en la actualidad es la red que más crece, impulsada por la creencia, posiblemente exagerada pero cada vez más extendida, de que la red social de Musk ha sido clave en la victoria de Donald Trump sobre Kamala Harris.

Así pues, en un movimiento que a día de hoy es imposible saber si tendrá continuidad, hay muchos “tuiteros” (y empresas y medios) que están migrando a Bluesky, a veces compartiendo ambas redes, a veces dejando atrás, en principio para siempre, la cuenta de X. Pero, ¿qué es Bluesky? Pues podemos resumirlo en una frase: es Twitter sin Musk. El parecido es asombroso, es como una copia, y eso tiene una explicación muy fácil: Bluesky nació dentro de Twitter, como un proyecto personal -en 2019- del cofundador de la “red del pajarito” Jack Dorsey.

Dorsey, de familia inglesa y católica, nació en 1976 en Misuri, Estados Unidos, y desde muy joven se interesó por la tecnología y, más en concreto, por la programación (ya de adolescente creó un software de código abierto que se comunicaba con taxis en tiempo real). Aunque estudió en universidades de Misuri y Nueva York, se trasladó a California, donde estaba el meollo de los negocios en la red y donde triunfó. Él fue el que escribió el primer tuit de la historia el 21 de marzo de 2006: “Just setting up my twttr” (solo ajustando mi twttr) y fue su primer director ejecutivo, realizando esa y distintas labores en la empresa hasta 2021.

Él era el CEO de la empresa cuando Twitter tomó la polémica decisión de silenciar la cuenta de Donald Trump tras los sucesos de enero de 2021 en el Capitolio. Se le acusó de censor y de ser parcial (Dorsey nunca escondió sus preferencias por el partido demócrata) aunque él lo zanjó con un tuit: «Si la gente no está de acuerdo con nuestras normas y su aplicación, simplemente puede irse a otro servicio de Internet». Paralelamente a sus funciones directivas en Twitter, en 2009 funda Square, una plataforma de pagos para pymes (aunque también ha ofrecido otros servicios financieros como la negociación en criptomonedas), que ahora se llama Block (término relacionado con la tecnología blockchain) y que cotiza en el Nasdaq desde 2015.

También es conocido por su fe en el Bitcoin, y este mismo año profetizó que el bitcoin valdrá “al menos un millón” en 2030. Por cierto, en marzo de 2022 vendió ese primer tweet del que hablábamos antes, como NFT (token no fungible) por 1,630.58 Ethereum (con un valor de casi 3 millones de dólares en ese momento), convirtió las ganancias a bitcoin y las donó a un fondo de ayuda para el Covid-19 en África.

El caso es que Bluesky no nace como red social alternativa, sino como un intento de dar a los usuarios un control total de su identidad online, ¿Cómo? Permitiendo a los usuarios de otras redes sociales trasladar sus cuentas, sus mensajes y sus seguidores a ella. Su intención era que si alguien se daba de baja en Facebook, Reddit, Twitter incluso… pudiera llevarse consigo lo que había dejado en ellas. No parece que Dorsey (que se salió de la junta directiva de Bluesky hace apenas unos meses) tuviera interés en hacerla rentable (algo que ya le criticaron mucho en su etapa de CEO de Twitter, la poca eficacia en monetizar tantos millones de usuarios) puesto que aunque contrató empleados ya en 2021, hasta diciembre de 2023 no se podía ver el contenido sin darse de alta (lo que limitaba su conocimiento) y hasta el 6 de febrero de 2024 sólo se podía ingresar en Bluesky por invitación, no era una red abierta. 

La principal ejecutiva

La directora ejecutiva de Bluesky, que lleva en el cargo desde 2021, es Lantian Graber, nacida en 1991 en Oklahoma hija de una china acupunturista -emigrada unos años antes- y un suizo profesor de matemáticas. Ingeniera de software, pronto se implicó en proyectos cripto si bien en 2019 fundó una web para conectar a los usuarios que se conocieron en eventos y permitirles publicar y comentar las reacciones, orientando su trabajo hacia las redes sociales y hacer la competencia (según ella reconoció) a Facebook.

En ese año es cuando Dorsey la incluye en el proyecto Bluesky. Su trabajo convence tanto a Dorsey como al CEO de Twitter que le sustituye -Agrawal- y ambos le ofrecen dirigirlo en solitario en 2021. Y es ella la que exige la escisión y que sea una empresa independiente de Twitter: «No se puede crear un protocolo descentralizado que vayan a adoptar muchas partes si pertenece en gran medida a uno de los actores existentes». 

Fue un acierto ya que tras su llegada a finales de 2022, Musk cierra el grifo de la financiación (aunque gracias a su adquisición les correspondieron 13 millones de dólares) e incumple la promesa de usar la tecnología de Bluesky para los usuarios de Twitter. Poco a poco, el propósito original de Bluesky cambia radicalmente y se va convirtiendo en la red social más similar a Twitter (parece un calco) y quizás la más amenazante para ella. Esto se vio con mucha claridad el 31 de agosto de 2024 cuando un juez prohibía X en Brasil y de repente un millón de usuarios de ese país se dieron de alta en Bluesky. Y con la victoria de Trump y el anunciado nombramiento de Musk como miembro de su gobierno, el proceso se está acelerando.

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