Aunque desde España parezca extraño pensar en la industria de gestión de activos como un sector en expansión, desde hace algún tiempo algunas consultoras globales vienen avisando del importante papel que jugará en la economía mundial de aquí a la próxima década. PwC ha sido la última firma en resaltar la importancia de la gestión de activos.
En un informe titulado Asset Management 2020: a brave new world, avisa de una serie de tendencias a tener en cuenta porque redibujarán un nuevo escenario para las gestoras de activos en todos los sentidos. En primer lugar, el auge que experimentarán los planes de pensiones individuales, incentivados por los gobiernos; el crecimiento de los fondos soberanos, y el aumento de las grandes fortunas propiciarán que de los cerca de 64 billones de activos bajo gestión que actualmente se manejan a nivel mundial se pase a casi 102 billones dentro de seis años, lo que representa un crecimiento del 6% anual.
La explicación que aportan los autores del estudio es que las economías emergentes (un concepto que abarca a todos los países menos Estados Unidos y los europeos) siguen teniendo un mayor potencial de desarrollo en el futuro, precisamente por la necesidad de desarrollar sus servicios financieros y el potencial que ofrecen en asuntos como los planes de jubilación, la salud, la urbanización de las ciudades y las transacciones comerciales.
PwC cree que las gestoras de activos podrán convertirse en actores fundamentales de este proceso debido a que las entidades financieras podrían dejar de considerar este segmento como parte de su core business, por la presión a nivel regulatorio y por la necesidad de incrementar sus márgenes.
Esta preeminencia de los países emergentes favorecerá la creación de plataformas regionales de distribución para reducir los costes, que la excesiva regulación mantendrá en niveles altos, aunque la inversión en tecnología de gestión de datos permitirá mayor transparencia y control sobre las carteras a nivel global. De hecho, el informe destaca también que se tenderá a aplicar los mismos marcos regulatorios en casi todos los países.
Esta 'globalización' de la industria de gestión de activos conllevará la creación de megafirmas, tanto de gestión tradicional como alternativa, que competirán por los mejores profesionales. Además, la mayor eficiencia en el control de costes conducirá a una separación cada vez mayor entre la gestión pasiva y la gestión activa, que ser verá reducida precisamente por las menores comisiones que comporta la primera.
