El desbloqueo de la operación Chamartín era prácticamente un hecho consumado en la tarde del pasado jueves. Las partes implicadas en las negociaciones por el desarrollo urbanístico del norte de la capital, esto es, Ayuntamiento de Madrid, Ministerio de Fomento y la promotora Distrito Castellana Norte (DCN) estaban dispuestas a dar el visto bueno a un principio de acuerdo sobre un borrador que recogía el resultado de casi ocho meses de intensas conversaciones, desencuentros, tiras y aflojas. El documento contaba con lo más difícil hasta ahora, el ‘sí’ de la alcaldesa, Manuela Carmena. Sin embargo, pocas horas después el optimismo volvió a esfumarse.
Las malas noticias se extendieron a lo largo de la mañana del viernes. El área de Desarrollo Urbano Sostenible, con su delegado, José Manuel Calvo, a la cabeza, volvía a insistir en darle una vuelta al documento y plantear nuevas dudas y puntos a discutir. La paciencia de los interlocutores estuvo en un tris de agotarse, toda vez que consideraban como factor definitivo la bendición de Carmena. Detrás de la nueva marcha atrás en el desbloqueo de la operación está la guerra interna en Ahora Madrid, la formación que lidera la corporación municipal, ante el futuro que se le avecina.
El citado borrador, de cuyo contenido daba cuenta El País este martes, incluía como novedades una reducción de la edificabilidad global del desarrollo de algo más de un tercio sobre lo inicialmente previsto y también dejar en manos del Consistorio todo lo referente al Nudo Norte.
Se mantenían pactos alcanzados en las últimas semanas, como que el proyecto fuera de iniciativa pública (lo que permite al Ayuntamiento de Madrid marcar los tiempos del desarrollo y decidir la prioridad de cada elemento) y que la remodelada estación de Chamartín fuera el elemento central de la operación.
Por su parte, en la prolongación de la Castellana habría un gran protagonismo tanto para las zonas verdes como para los peatones, como adelantó Vozpópuli.
Reunión urgente sin avances
Las reservas del área de Desarrollo Urbano Sostenible a dar su visto bueno a un acuerdo que, si bien es inicial, resulta clave para poner en marcha los trámites urbanísticos con el fin de que las obras comiencen cuantos antes, han precipitado los acontecimientos, después de que tanto DCN (participada mayoritariamente por BBVA con el apoyo de Grupo San José) como Fomento (representado en este proceso por Adif, propietario de buena parte de los terrenos del ámbito) hubieran logrado, tras un buen número de cesiones a las peticiones del Ayuntamiento, el sí de Carmena.
De hecho, en la tarde de este martes se convocó una reunión en la cumbre en la que estuvieron presentes José Manuel Calvo, el presidente de Adif, Juan Bravo; y su homónimo de DCN, Antonio Béjar. Un encuentro que concluyó sin grandes avances para un acuerdo definitivo, por lo que el proyecto permanece bloqueado.
A finales de la pasada semana, cuando el acuerdo parecía un hecho consumado, las partes fijaron la fecha del próximo 31 de julio como límite para terminar de estampar definitivamente su firma en el documento. Una rúbrica que, en todo caso, llegaría con algo de retraso conforme a los previsto, toda vez que cuando se iniciaron las conversaciones para tratar de desbloquear la operación, a finales del pasado año, el objetivo era alcanzar un pacto antes de que concluyera el mes de junio, como muy tarde.
Enfrentamiento en Ahora Madrid
La operación Chamartín ha provocado no pocas discrepancias en el seno de Ahora Madrid, la formación que aúna una serie de formaciones políticas de izquierdas que van desde Podemos a movimientos anticapitalistas. Precisamente, a Podemos pertenece José Manuel Calvo, cuya oposición a los planes de DCN se ha repetido a lo largo de los más de dos años que Carmena lleva con el bastón de mando en la capital.
Sin embargo, se trata de la primera vez que su posición contraria a la operación Chamartín choca con la de la alcaldesa, que fue la que aceptó el pasado noviembre, tras una reunión con el entonces recién nombrado ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, tratar de dar un impulso al desarrollo aunque con la introducción de una serie de cambios, especialmente en lo concerniente a la reducción de la edificabilidad.
Lo que comenzó con una resistencia inicial de la promotora pasó a un recorte del 20% hasta llegar a algo más de un tercio, como contempla el borrador llamado a poner de acuerdo a todas las partes. DCN no está dispuesta a recular más.