El PP ha repartido juego entre sus 123 diputados asignándoles a cada uno de ellos la tarea que desempeñarán en la XI legislatura. Lo más comentado en sus filas ha sido el destino que Mariano Rajoy ha dado a dos de sus cuatro vicesecretarios en el partido: a Fernando Martínez Maíllo le ha destinado a la presidencia de la Comisión de Industria del Congreso y a Pablo Casado, uno de los supuestos valores en alza, a la de Educación y Deporte. Estas decisiones han sido interpretadas por algunos parlamentarios del Grupo Popular como la señal más evidente de que el presidente en funciones da por perdido el Gobierno y se presta a tirar la toalla ante la investidura de Pedro Sánchez.
Maillo ha ido a Industria y Casado a Educación y Deporte
Aunque Javier Arenas, el exministro campeón, sigue mandando mucho en Génova, 13, y conserva hilo directo con Rajoy, lo lógico es que una coyuntura política tan adversa para el PP como ésta, obligara a imponer la dedicación exclusiva al partido a los dos vicesecretarios, comentan en sus filas. Ambos son diputados nacionales, al contrario que Javier Maroto y Andrea Levy, pero podrían haber trabajado como liberados, es decir sin una atadura tan precisa como la que requiere en los distintos periodos de sesiones una presidencia de comisión.
Algunos miembros del PP concluyen que la razón de que ambos hayan sido aupados a estos puestos institucionales puede ser mucho más liviana: desde ellos se cobra un sobresueldo de 1.500 euros adicionales al mes, dádiva que explica también que haya habido codazos por estos cargos y por el resto de los destinos en la veintena larga de comisiones que funcionan en el Congreso, además de las portavocías.
Siendo presidente de comisión se cobran 1.500 euros extra
Hay otras lecturas más aviesas, como las que colocan al joven Pablo Casado fuera de la ruta de la sucesión de Rajoy, no solo porque provenga de la cantera amamantada por José María Aznar, sino también por su falta de experiencia política y amarre potente en el partido.