El Banco de España quiere lavar su imagen ante las críticas que ha recibido por su responsabilidad en el escándalo de las millonarias prejubilaciones en Novagalicia. Por esta razón, lleva días exigiendo a José María Castellano, nuevo presidente de la entidad, una limpia de la vieja guardia de directivos de las dos ex cajas gallegas. El proceso se inició ayer con la salida de Julio Fernández Gayoso y Mauro Varela, copresidentes de Novacaixagalicia.
Ambos directivos anunciaron ayer al consejo del nuevo banco su intención de presentar su uncia tanto como consejeros dominicales en el nuevo consejo de administración del banco y de sus empresas participadas. Sin embargo, esta renuncia es, en realidad, un cese solicitado por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España. De no haber dimitido, Castellano tenía previsto convocar una junta de accionistas que hubiera forzado la salida de Gayoso y Varela.
Tanto Gayoso como Varela saldrán de la entidad sin recibir ningún tipo de indemnización. Es una de las exigencias tanto de Castellano como el propio Mafo. Gayoso, de 80 años de edad, cierra un periplo de 48 años en Caixanova. Precisamente, su salida cierra el expediente que tenía abierto en el Banco de España por ser consejero de la caja gallega y del Banco Gallego, una de las participadas de Novagalicia. Esta duplicidad, denunciada por el sindicato UGT, fue trasladada por la Xunta hasta el supervisor después de estar estudiándola durante cuatro meses y no querer dar ningún tipo de solución.
Con su salida, Gayoso dejará de percibir su millonaria pensión que, según diversas fuentes, se cifra entre 2.000 y 4.000 euros diarios, además de los ingresos que percibe por su resencia como consejero en diversas participadas de la entidad.
En los próximos días, Castellano espera hacer público que ha conseguido recuperar la mayor parte de los 28 millones pagados a José Luis Pego y otros dos ex directores generales.