Mariano Rajoy se dio ayer un baño de multitudes en el Palacio de los Deportes de Madrid donde los populares cerraron su campaña electoral. Acompañado por los pesos pesados del partido, incluido José María Aznar, y precedido en la tribuna por Alberto Ruiz-Gallardón, Esperanza Aguirre y María Dolores de Cospedal, Rajoy se presentó ante su auditorio confesando que “me presento asumiendo una gran responsabilidad, lo sé. Llego en este momento clave con la ilusión de poder cambiar las cosas, de devolver la confianza y la prosperidad arruinada por una irresponsabilidad manifiesta” del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
El líder del PP se reivindicó a sí mismo al afirmar que “llego con un gran bagaje, con serenidad, con equilibrio y con independencia, esa palabra que algunos molesta y que significa que solo me va a mover el interés general”, idea siempre muy reiterada de sus discursos y que le ha servido tanto en clave interna como externa. Con un tono presidencialista, casi dando la batalla del 20-N por ganada a pesar de que insistió en que el partido sigue “cero a cero” puso el broche a meses y meses de campaña que comenzaron mucho antes de las elecciones locales y autonómicas del pasado 22 de mayo.
“Es urgente devolver a nuestro país la imagen mundial que tenía de una potencia creadora de empleo, que era escuchada en el mundo y a la que nadie decía lo que teníamos que hacer. Estamos aquí y ha llegado la hora de los españoles. Id a votar con la fuerza de saber que con vuestro voto vais a cambiar la actual situación”, dijo en otro momento de su intervención en un discurso donde marcó líneas generales y grandes propósitos.
Consciente del delicadísimo momento por el que atraviesa nuestro país defendió la necesidad de que España le diga al mundo “que aquí se van a hacer las cosas bien y que un gobierno que no ha sabido estar a la altura ha sido solo un paréntesis en la historia de España”. Eso sí, tras las proclamas alertó sobre el riesgo de “engañarse” habida cuenta de que las cosas “no se arreglarán las cosas de la noche a la mañana, no se arreglaran el lunes como por arte de magia”, pero a cambio propuso una receta formada por esfuerzo, seriedad y trabajo. “Si somos serios, responsables, trabajamos y nos esforzamos –agregó-- este país sale adelante seguro. Quiero recuperar la confianza de Europa es nuestra economía”.
Tras insistir en que “haré un gobierno, no un escaparate de figurantes”, pero sin adelantar ningún nombre de quién le acompañará en el gabinete ministerial, se comprometió a poner “el alma” en cada cosa que tenga que hacer porque dijo estar preparado “para ser presidente del Gobierno de todos los españoles. Sé que ha llegado el momento de darlo todo, de exigírmelo todo y de no esperar nada a cambio, salvo el interés general de los españoles”, eso sí “con humildad”.
“Ha llegado el momento de hacer el último esfuerzo. Las cosas se cambian votando. El día 20 quienes van a ganar son los españoles o los millones de españoles que no pueden cumplir sus sueños. Apelo al voto de la esperanza frente al voto del miedo porque ahora a lo que la gente tiene pavor es a los que han estado al frente de la nación”, proclamó en otro momento de su intervención.
“Alea jacta est”
“Alea jacta est” (“La suerte está echada”), decía a Vozpopuli uno de sus colaboradores a modo de broche de la campaña, con todas las encuestas a favor del PP y con todos los mercados en contra de España. Pero después de ocho años difíciles “estamos en el penúltimo paso”, dijo poco antes su secretaria general, María Dolores de Cospedal, una de las que se apuntó al carro marianista en los momentos difíciles. A esos circunstancias apeló cuando dio las gracias a los que han seguido apoyando “en los mejores momentos y en los peores momentos”.
La también presidenta de la Comunidad de Castilla-La Mancha y una de las personas con más futuro político del PP, agregó ante las miles de personas que abarrotaban el Palacio de los Deportes, que “estamos en el penúltimo paso. Hemos recorrido un camino largo y difícil. Ese camino largo y difícil hacia el cambio está ya aquí. Nos espera el tren de la historia y esta vez no lo podemos dejar pasar. Ya termina nuestra pesadilla y estamos próximos al punto final. Solo faltan dos días para tener el presidente que necesitamos”-
Se masca tanto la victoria que hasta el alcalde lanzó un guiño a la misma persona que hace cuatro años bloqueó, y con evidente éxito, su entrada en la candidatura al Congreso ante el temor de que se abriera entonces el proceso sucesorio: la presidenta de la Comunidad de Madrid. “Os lo digo de verdad y con sinceridad, con inmensa alegría, con vosotros Esperanza Aguirre” dijo Gallardón a modo de presentación. Y Aguirre por su parte no dudó en afirmar que Rajoy, hoy por hoy, “es imprescindible”.