España

Las peleas entre socios desploman al grupo agroalimentario de Bañuelos en Brasil

Vanguarda Agro, el gigante agroalimentario participado por el empresario Enrique Bañuelos, está siendo el auténtico protagonista de la emergente bolsa brasileña aunque por motivos nada agradables. La compañía ha experimentado un espectacular desplome del 40% en sólo un mes como consecuencia de las luchas intestinas que se hicieron públicas precisamente a comienzos de diciembre.

Vanguarda Agro, el gigante agroalimentario participado por el empresario Enrique Bañuelos, está siendo el auténtico protagonista de la emergente bolsa brasileña aunque por motivos nada agradables. La compañía ha experimentado un espectacular desplome del 40% en sólo un mes como consecuencia de las luchas intestinas que se hicieron públicas precisamente a comienzos de diciembre.

El papel de Bañuelos en esta historia ha sido determinante y no sólo porque él es uno los socios que ha mostrado su discrepancia con la estrategia de la compañía sino porque ha cristalizado su disconformidad mediante la venta de acciones de Vanguarda Agro en el mercado, lo que ha contribuido de forma decisiva a que el valor haya experimentado un notable bajón.

El empresario valenciano sorprendió al mercado abandonando los órganos de gobierno de la compañía a comienzos de diciembre con el argumento de que no estaba de acuerdo con la estrategia de la compañía basada en el crecimiento con deuda financiera. Sin embargo, Bañuelos aseguró que permanecería como socio estable de Vanguarda Agro mientras exploraba nuevas posibilidades a través de su vehículo inversor Veremonte.

Estas discrepancias entre accionistas provocaron que los títulos de la compañía fueran penalizados en bolsa. En los siete días posteriores al consejo que motivó el enfado de Bañuelos, la cotización de Vanguarda Agro acumuló retrocesos globales superiores al 11%.

Sin embargo, los descensos más fuertes se registraron entre las sesiones de los días 12 y 16 de diciembre. En esas cinco jornadas, el valor se desplomó un 25%, con un volumen de contratación mucho más elevado de lo habitual. Fue precisamente en esos días cuando los fondos Vila Rica y Tiradentes, controlados por Veremonte, se deshicieron de un 2% del capital de Vanguarda en diversas operaciones en el mercado.

Estas operaciones, confirmadas por la compañía a requerimiento de la Comisión de Valores Mobiliarios (el organismo supervisor del mercado bursátil en Brasil, equivalente a la CNMV española), terminó por provocar un aluvión de ventas entre los inversores, temerosos de que las desavenencias entre los principales socios de Vanguarda Agro terminen por perjudicar a la empresa.

Actualmente, a los mandos de la compañía se encuentran su principal accionista, Octavio Pivetta, y Helio Seibel, socio mayoritario de la cadena de distribución Leroy Merlin en Brasil y que, paradójicamente, fue reclutado para la causa por Bañuelos cuando, antes del verano, precisó de apoyos para concluir la fusión entre la antigua Vanguarda y Brasil Ecodiesel, para dar lugar al actual grupo.

Ya por entonces, el fundador de la antigua Astroc, paradigma del boom inmobiliario en España y el posterior estallido de la burbuja, había tenido sus más y sus menos con el consejo de Ecodiesel, la mayoría del cual desaprobaba hacer la operación de forma inmediata. Para romper el equilibrio, no dudó en atraer a Seibel y sumar así apoyos.
 

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