En los últimos 20 años parece haberse desatado una retórica de la inauguración. Museos, ciudades de la Cultura, megacentros de Arte, edificios con vocación contemporánea y percha de metrópoli que nacieron para hacer visibles en el mapa cultural a la ciudades que los albergaban.
Tan sólo en 2011, se inauguraron -o reabrieron tras una reforma- los museos Carmen Thyssen (Málaga), Embarcadero (Cáceres), Museo de las Ideas (Barcelona), el Arqueológico de Asturias (Oviedo), el IAACC Pablo Serrano (Zaragoza), el de Arte Contemporáneo de Alicante, el Museo de la Ciudad de Alicante (MUSA), el Severo Ochoa (Luarca), Museo de la Fundación Antonio Pedrera (Orihuela), Museo de Nerja, Museo San Telmo (San Sebastián), Museo El Greco (Toledo), o el Museo Arqueológico de Córdoba.
A esos se suman los previamente inaugurados en 2010, como el Centro de Artes Visuales de la Fundación Helga de Alvear (Cáceres) o el Museo de la Evolución (Burgos) o megacentros culturales como el Niemeyer (Avilés) y la Cidade da Cultura (Santiago). Otros, como el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, inaugurado en 2005 como un Museo del siglo XXI, el Laboral de Gijón, Matadero Madrid o el Centro de Arte 2 de Mayo, también pasan a engrosar la lista de iniciativas culturales autonómicas que dejaron a su paso los años de bonanza.
De acuerdo con el Anuario de Estadísticas Culturales editado por el antigui Ministerio de Cultura, existen cerca de 1445 museos. De esos, 651 son completamente gratuitos, es decir, 45% del total. En cuanto a la financiación de los mismos, aproximadamente 946 de estos, 66%, dependen de la administración pública. En ese sentido es importante aclarar que el peso más grande de los recursos proviene de las administraciones locales y autonómicas que financian en un 80% el total del coste.
¿Cómo se verán entonces afectados ante la inminente revisión del nivel de gasto de cada una de las comunidades autónomas? ¿cómo pueden seguir funcionando instituciones cuya principal fuente de sustento, las cajas, atraviesan uno de sus peores momentos? ¿Existía público para tanta y tan variada oferta?
Para muchos especialistas, entre ellos Josep Ramoneda, del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, el índice de visitantes no es un indicador válido para determinar la justificación y valor de un proyecto, de la misma manera que el propio Frank Ghery afirma que un edificio sin programación no se sostiene.
La combinación de estos dos factores, público y oferta, es la ecuación por la que pasan modelos exitosos de museo, tal es el caso del Prado, que en los últimos años ha experimentado un resurgir de su concepción museológica.
