Era demasiado pronto. En menos de cien días de Gobierno de Rajoy, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha intentado hegemonizar el discurso de la izquierda parlamentaria con su rechazo absoluto a la reforma laboral del PP y su encuentro con Cándido Méndez (UGT) e Ignacio Fernández Toxo (CCOO). “Ha roto todos los equilibrios que durante muchos años se han construido en nuestro sistema de relaciones laborales, por la vía de dar todos los poderes al empresario”, dijo el líder socialista, embozado en un traje de rabioso izquierdista.

Pero a Rubalcaba el tiro le ha salido desviado. Si muchos pensaron que había abanderado el nexo entre la oposición al PP en el Congreso y los sindicatos desplazando a Izquierda Unida y a otras formaciones, se equivocan. Este viernes, Méndez y Toxo acuden a la sede de IU a entrevistarse con Cayo Lara y abordar la manifestación convocada por CCOO y UGT para este domingo. Los siete años y medio de Gobierno socialista, en los que Rubalcaba tuvo un papel preponderante, pesan todavía sobre el crispado ambiente.

Socialistas, solo a título personal

“Puede que los sindicatos den prioridad a un partido que tiene más representación que nosotros”, confía un alto cargo de IU. “Pero los hechos están ahí. El PSOE acaba de aprobar con el PP la reforma financiera, que, como nosotros, los sindicatos rechazan. Además, el PSOE tampoco acudirá a la manifestación como partido, sino solo algunos dirigentes a título personal”. Cayo Lara ha pedido a los ciudadanos que acudan masivamente a las concentraciones de este domingo.

Los sindicatos tampoco han encajado demasiado bien los vínculos con el PSOE que parte de la prensa les ha dedicado. Lo ven como un ataque a su independencia. “Si Rubalcaba acudiese el domingo, le lanzarían piropos no demasiado agradables”, confía un dirigente.

Por si fuera poco, IU consigue reunirse no solo con CCOO, sino también con UGT, tradicionalmente hermanado con el PSOE. Lo que ocurrirá en adelante dependerá del éxito o del fracaso sindical en la calle.